Las entradas para el concierto del cantante asturiano Melendi se agotaron hace semanas, convirtiéndolo en uno de los más multitudinarios del año en la capital Cordobesa.
Decenas de fans hicieron colas durante horas, algunas incluso acampando en la puerta, ante la gran expectación que el autor de “Sin Noticias de Holanda” ha levantado con esta gira.
La Plaza de Toros de Córdoba se llenó de nostalgia y emoción cuando Melendi pisó el escenario como parte de su gira 20 años sin noticias. La expectación era palpable desde horas antes del concierto, y clara muestra de ello era que los seguidores del artista, algunos luciendo camisetas de su ídolo y banderas asturianas, comenzaron a llenar los aledaños de la plaza. Algunos incluso habían pasado la noche junto a Los Califas para asegurarse un lugar en primera fila. Esta no era una ocasión cualquiera, y todos lo sabían.
El espectáculo comenzó puntual con una plaza abarrotada pese al calor de septiembre, cuando las luces se apagaron y los gritos de la multitud comenzaron a resonar en la arena, primeros acordes instrumentales y un gran estruendo para recibir al ídolo. Los primeros acordes de El Parto marcaron el inicio de un recorrido por dos décadas de éxitos. Desde ese momento, los móviles iluminaron el recinto mientras los asistentes grababan el inicio de lo que sería una noche inolvidable. Melendi, enérgico y lleno de vitalidad, conectó de inmediato con su público cordobés, un grupo que incluía tanto a jóvenes que apenas conocían su carrera como a veteranos seguidores que han estado con él desde el principio.
El repertorio avanzó con canciones emblemáticas como Con la luna llena, Llueve y Loco, que encendieron los corazones de los miles de asistentes, quienes coreaban cada estribillo como si fuera la banda sonora de sus propias vidas. En un tono más íntimo, el asturiano reflexionó sobre los cambios en su vida y carrera, confesando que tras la pandemia, había aprendido a disfrutar de cada momento en el escenario. «Antes del COVID, sentía pudor cuando gritaban mi nombre. Ahora lo disfruto mucho más, porque nunca sé cuándo será la última vez», confesó el cantante.
Uno de los momentos más conmovedores de la noche llegó con Tocado y hundido, una canción cargada de nostalgia que fue coreada por todos los presentes, marcando un punto álgido en el concierto. Los temas continuaron uno tras otro, cada uno despertando recuerdos y emociones entre el público. Con solo una sonrisa y Barbie de extrarradio transportaron a todos a momentos clave de la carrera del artista, mientras que Un violinista en tu tejado recordó a los asistentes las lecciones de vida que Melendi ha compartido a lo largo de los años.
La velada no estuvo exenta de sorpresas. En medio de la música, un fan muy insistente, mostró una pancarta pidiendo subir al escenario para cantar con Melendi. El artista no solo cumplió su deseo, sino que lo acompañó en la interpretación de Arriba Extremoduro. Al final, este gesto sirvió para que el afortunado recibiera un «sí quiero» de su pareja, añadiendo un toque romántico y especial a la noche.
Con Lágrimas desordenadas, Melendi cerró el concierto con un mensaje de esperanza y reflexión: “Que no todas las opiniones tengan el mismo crédito, que no todas las guerras sean en la cama”. Una despedida que dejó al público emocionado y deseando más noticias sin que tengan que pasar otros 20 años.