Ensalza lo que se ha logrado en España «como nación» y defiende la necesidad de preservar la historia.
El Rey Felipe VI ha defendido este viernes que en tiempos como los actuales, en los que la guerra ha vuelto no solo a Ucrania sino también a Oriente Próximo, es necesario extremar el «sentido de la responsabilidad», al tiempo que ha reivindicado que las soluciones a los muchos problemas que tiene España solo «llegarán de la unidad».
«En estos tiempos que vivimos, teniendo en cuenta todos los desafíos que nos toca afrontar, es la hora del mayor sentido de la responsabilidad», ha defendido durante el discurso con el que se ha dado por finalizada la entrega de los Premios Princesa de Asturias en el Teatro Campoamor de Oviedo.
En opinión del monarca, «en estas circunstancias, ese deber debe extremarse» puesto que «la paz, el bienestar económico y social de millones de personas y la preservación de los valores democráticos así lo exigen».
El Rey ha subrayado que en España «tenemos que ser muy conscientes de todo lo que hemos alcanzado como nación, de todo lo que hemos construido y prosperado, con tanto esfuerzo» pero también «de lo
necesario que es conservarlo y preservarlo de aquello que lo pueda erosionar y de que debemos cuidar lo mejor de nuestra historia».
LAS SOLUCIONES NO LLEGARÁN CON LA DIVISIÓN
Don Felipe ha reconocido que «son muchos nuestros problemas» pero ha defendido que «las soluciones llegarán como siempre ha sucedido y demuestra la historia de España de la unidad, nunca de la división», palabras que se han recibido con un fuerte aplauso de los asistentes. «Si queremos construir algo que trascienda y tenga sentido, la colaboración y el compromiso de todos es más imprescindible que
nunca», ha defendido.
Como también lo es, ha proseguido, «una voluntad integradora si queremos edificar algo sólido, duradero y permanente». «Es con la unión, con el esfuerzo colectivo y las actitudes solidarias como se construyen las grandes obras» y es así, ha recalcado, «como surgen las respuestas que realmente nos permiten avanzar».
«Fortalecer lo que nos une nos permitirá, sin duda, seguir recorriendo nuestra historia e iluminar los caminos que hemos de transitar», ha abundado el monarca, que se ha mostrado convencido de que de este modo se logrará «encarar el futuro con mayor confianza, con una bien fundada esperanza».
Por otra parte, Don Felipe también ha querido referirse a la situación internacional, y en particular al conflicto en Oriente Próximo, igual que ha venido haciendo respecto a la guerra en Ucrania desde que se produjo la invasión por parte de Rusia de este país.
REGRESO DE LA GUERRA DESCARNADA
En este sentido, ha lamentado que el siglo XXI «nos ha traído el regreso terrible de la guerra, de los conflictos bélicos en su versión más descarnada y brutal, así como del vértigo ante el riesgo de su extensión» y que no parecen haberse aprendido las «lecciones severas del pasado».
«Proliferan de nuevo los enfrentamientos causando auténticas tragedias de gran magnitud y alcance global, llenas de horror y devastación que ignoran y desprecian la vida, la dignidad y los derechos humanos de millones de personas», ha subrayado.
En Oriente Próximo, el conflicto «está causando nuevamente un sufrimiento desgarrador», ha reconocido, aprovechando para recordar que en 1994 fueron galardonados con el entonces Premio Príncipe de Asturias a la Cooperación Internacional el primer ministro israelí, Isaac Rabin, y el presidente palestino, Yasir Arafat.
Ambos fueron galardonados por «su decisivo esfuerzo para crear las condiciones de paz en la región, siguiendo el proceso iniciado en la Conferencia de Madrid de octubre de 1991» con vistas a alcanzar una paz definitiva en la región, ha recordado. Una paz, ha defendido, que «debe nutrirse, sustentarse y defenderse, como destacó un año después el Rey Hussein de Jordania al recibir el premio de la Concordia». Porque la paz, ha advertido Felipe VI, «es la única manera de garantizar un futuro mejor, un futuro seguro para toda la Humanidad».
Las guerras y conflictos ponen a prueba «el orden internacional y sus reglas, cuestionando el consenso necesario para mantenerlo» y también tienen un impacto en las economías, que «se resienten con efectos muy dañinos para todos, especialmente para los más vulnerables».
«Esta deriva nos aparta de la noble idea de que las naciones debemos darnos mutuamente garantías de respeto y seguridad y que necesitamos cooperar seria, profunda y sinceramente para abordar los grandes retos globales», ha reclamado Don Felipe.
Además, ha añadido, hay una «sombra» que se está extendiendo «sobre las democracias, sobre los principios y valores que inspiran y garantizan nuestra convivencia». «Su fragilidad es un recordatorio para no caer en la pasividad», ha advertido, incidiendo en que «es preciso defenderlos con firmeza y sin descanso».