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Migración y geopolítica acaparan el debate electoral de 101 Televisión

“Nos jugamos mucho” ha sido la frase. Tres palabras que no han dejado de resonar durante las últimas semanas ante un devenir político en Europa que resulta un tanto incierto. Un debate electoral que no llega al alto al fuego en 101. Futuro encierto porque estas elecciones supondrán un punto de inflexión para el sistema que conocemos.

La posible irrupción de la ultraderecha, las guerras en Ucrania y Palestina o las fronteras son algunas de las cuestiones que están poniendo en jaque estos comicios. A ellas, se les suma una distancia ideológica en el sistema de partidos cada vez más acusada. Un abismo ideológico que se ha podido constatar en el debate electoral ofrecido por 101 televisión este jueves.

Luces de la Concepción

El fuego se ha avivado al poco de comenzar el primer bloque. Migración y geopolítica han sido los asuntos en los que los representantes más se han interpelado. Frente a Vox que defendía a ultranza el cierre de fronteras de migrantes en situación irregular, las fuerzas de la izquierda han abogado por una Europa libre y aperturista.

El partido más cauteloso en esta cuestión ha sido el Partido Popular. Su representante, Loli Caetano, pese a seguir una postura similar a la de Vox, ha querido estar más comedida. No obstante, el utilitarismo con el que defiende la migración legal responde a la misma lógica de la formación de extrema derecha: quien no trabaje, a su país.

Así pues, el Partido Popular ha defendido la posibilidad de un acuerdo con las personas migrantes en el que se comprometan a respetar los valores europeos y se vinculen al mercado laboral.

Sin embargo, desde el otro espectro ideológico han puesto el acento en el pacto migratorio aprobado a finales del año pasado. Un acuerdo que generó mucha controversia al blindar aún más las fronteras y al ceder el control de la migración a otros países, como Marruecos o Turquía.

Migración como tentempié

Pero la migración solo ha sido el tentempié para abrir el apetito en este debate electoral. El plato principal ha sido la geopolítica que no solo ha estallado en el paladar de los representantes, sino también en las televisiones de todos los andaluces.

Sobre Ucrania se ha vivido una discusión más sosegada, en la que solo la representante del Partido Popular ha reprochado las posiciones de algunos miembros del Gobierno. En general, todos han optado por el fin del conflicto armado.

Sin embargo, los ataques israelíes a Palestina han sido el tema más visceral de este debate. La foto de Abascal con Netanyahu y la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel se han utilizado como arma arrojadiza entre dos bloques claramente diferenciados.

Por un lado, la izquierda ha defendido el reconocimiento de Palestina como Estado y ha calificado de “genocidio” los ataques que Israel está cometiendo contra la población civil. Aunque eso sí, Nicolás Sguiglia, representante de Podemos, ha denunciado la pasividad con la que la Unión Europea ha tratado el conflicto armado en la franja de Gaza.

Partido Popular evita posicionarse claramente

En el otro extremo, se encuentran un Partido Popular que evita posicionarse claramente, rechazando el reconocimiento de Palestina como Estado, a la vez que defiende el alto al fuego; y Vox que ha acusado al PSOE de defender al grupo terrorista de Hamás.

La postura de las formaciones de la derecha ha sido recriminada por parte de Sumar. Rafael Sánchez Rufo, su representante, ha tachado de “equidistantes” tanto al PP como a Vox, además de reprocharles que se autodenominen “defensores de la vida”, mientras “no plantean ni una sola medida para frenar a un criminal de guerra”.

Eso sí, a partir de aquí la vehemencia del debate ha caído en picado. La ausencia de medidas concretas en temas de especial relevancia como empleo, sequía, sanidad o educación ha dejado una conversación estéril.

PSOE y PP se han ido pasando la pelota

El partido socialista ha tenido como protagonista la Andalucía rural, obviando asuntos de mayor envergadura. Su proclama principal ha sido la descentralización del poder hacia los pequeños municipios.

Por otro lado, los dos grande partidos, PSOE y PP, se han ido pasando la pelota en materias como economía o empleo, acusándose mutuamente de proyectos sin finalizar, malas gestiones o fondos europeos perdidos.

También ha destacado el negacionismo climático de Vox que, pese a apostar por una soberanía energética en la que se incluyan las energías renovables, ha calificado de “falso mito del medioambiente” a la crisis climática.

Por su parte, tanto Podemos como Sumar han centrado sus discursos electorales en la defensa de políticas sociales, poniendo en el centro de sus propuestas a las clases trabajadoras.

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