Si hay algo que ha cambiado el comienzo de curso para los estudiantes de Formación Profesional es que van a tener más prácticas que nunca con la principal novedad de que todos los ciclos, tanto de centros públicos como privados, van a funcionar en el régimen dual, equiparando la práctica con la teoría desde el primer curso. Un motivo de celebración para los centros de Formación Profesional (FP), aunque también de preocupación para gestiona y organizar los distintos convenios de colaboración con las empresas de acuerdo a la Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la FP en el curso que acaba de arrancar.
Así lo explica el director del IES Rosaleda, José David Triguero, a 101 Televisión, quien expresa que “las expectativas son muchas, los retos son numerosos y complejos porque la nueva normativa exige que desde las primeras semanas tengamos que entablar una serie de convenios de colaboración con las empresas para que se pueda desarrollar lo que esta previsto en la normativa que es la incorporación del alumnado a las empresas para la formación en alternancia”. Esto quiere decir que los alumnos a partir de ahora no solo aprenden en el centro los contenidos y todos lo criterios de evaluación que tengan que desarrollar, sino que toda su formación está integrada entre el centro de formación y la empresa.
Más de 2.000 alumnos
“Este cambio supone una posibilidad enorme y muy positiva pero es muy complejo de organizar, sobre todo, en este momento de cambio”, asegura el director del IES Rosaleda. Este año, serán unos 2.300 los alumnos que cursen una titulación de Formación Profesional en el centro con más de 75 años de experiencia de FP a sus espaldas, donde hay más 40 especialidades distintas a elegir.
Sin embargo, a pesar de que este cambio es un gran paso para la formación profesional, también es un desafío para los centros que la gestionan. “Pienso que hay expectativas positivas por parte de la de la sociedad y el alumnado pero claro desconocemos aún el desarrollo, pensamos que va a ir bien pero realmente no tenemos los detalles de cómo va a ir evolucionando, habrá que ir retroalimentándose y ajustándose a medidas que avance el curso”, señala el director.
Seguir creciendo
Por su parte, los estudiantes han recibido la formación dual como una oportunidad para seguir creciendo. “Me parece genial porque supone tener mucho más contacto con la empresas y es una buena manera de incentivar a aquellos alumnos que no son buenos en estudiar y que muchas veces se les da mejor trabajar”, ha asegurado una de las alumnas en las puertas del centro.
Con este cambio, las prácticas, que de por sí ya son fundamentales en cualquier FP, ganan peso en la programación hasta igualarse con la teorías, con la gran diferencia de que los estudiantes podrán formarse en empresas desde el primer curso, cuando hasta lo hacían al final de segundo. Además, cabe destacar que la formación dual se divide en dos modelos distintos: el general y el intensivo, dependiendo del tiempo de formación en la entidad en la que realice las prácticas.
Triguero asegura que, en este sentido, es importante diferenciar las prácticas que ya existían con este nuevo régimen, ya que, a partir de ahora, hay que hablar de “una formación alternancia”, que consiste en que la formación se produce alternando la teoría y la práctica en los centros educativos con las prácticas en las empresas de manera equitativa.
En cuanto a la demanda, Triguero asegura que sigue creciendo por año, ya que la sociedad cada vez va comprendiendo en mayor medida que la FP es cada vez más valorada y tiene niveles de inserción laboral altísimos, “como cualquier otro tipo de formación incluida la universitaria y su carácter práctico, se entiende que cada vez haya más demanda y es necesario dar una respuesta”. En esta línea, el Instituto Nacional de las Cualificaciones Profesionales va generando nuevos títulos y modificando títulos para dar una respuesta precisa y ajustada a las necesidades del mercado que son muy cambiantes.
