Era el último día del año. Como de costumbre para muchos, Salvador acudió a un bar de Vélez-Málaga a pasar la tarde previa al cierre de 2023. Este hombre, de 63 años, acabaría recibiendo un botellazo presuntamente por parte de una joven de 19 años que lo llevó a estar en coma siete meses hasta que el 5 de julio se confirmó su muerte en una residencia para mayores.
El Juzgado de Instrucción número 3 de Vélez-Málaga abrió diligencias por la comisión de los delitos de lesiones graves y omisión del deber de socorro. La joven fue detenida el 14 de marzo y quedó en libertad con cargos, mientras Salvador continuaba ingresado en estado grave.
A raíz del fallecimiento, la magistrada ha solicitado en un nuevo auto al Instituto de Medicina Legal la emisión de un informe sobre la relación de causalidad entre los hechos contenidos en el mismo y el fallecimiento del perjudicado.
Lo que apuntaba a ser un día especial acabó en tragedia. Salvador acudió en solitario a un bar que frecuentaba a menudo. Allí coincidió con clientes habituales y con los trabajadores del local a los que conocía. Como de costumbre, Salvori, como lo conocían en la zona, conversó con unos y con otros mientras tomaba unas cervezas.
La presunta autora de la agresión pasó la tarde tomando alcohol con compañeras de un chiringuito en el que trabajaba y más tarde acudió al bar en el que se encontraba la víctima desde el mediodía y el hermano de la joven, entre otros. Allí siguió tomando alcohol y llegó a conversar con Salvori, al que conocía.
La joven expresó a la policía que Salvador la había toqueteado y que por eso había cambiado su actitud. Sin embargo, los testigos no contemplaron ningún comportamiento indebido por parte de Salvori. En cambio, sí que observaron un cambio de actitud repentino y una discusión verbal entre la presunta agresora y su hermano, quien afirmó notar a su hermana nerviosa y afectada por la ingesta de alcohol.
Según las investigaciones policiales, el establecimiento en el que se encontraban cerró entre las 21:30 y las 22:00 horas. En el exterior quedaron varios de los clientes que afirman haber recibido “sin motivo alguno” amenazas por parte de la joven con un botellín que tenía en su mano.
El grupo restante en el exterior del establecimiento se dispersó y quedaría la víctima junto a la presunta agresora, momento en el que se produciría la agresión aparentemente sin presencia de testigos o sistemas de videovigilancia que pudieran captar los hechos. Un vecino de la zona afirmó que esa noche y ya con el local cerrado, sobre las 22:45, escuchó a una chica hablar por su teléfono móvil con una actitud histérica y agresiva, llegando incluso la joven a lanzar un botella hacia una zona de aparcamientos según los testigos.
Entrado el nuevo año 2024, en torno a las 00:50, una camarera del local y el hermano de la supuesta agresora, que eran amigos, conversaron para tomar una copa y camino a su destino observaron en el suelo el cuerpo de Salvador, que tenía la zona de la cabeza ensangrentada. Según los testigos, Salvador consiguió hablar y comentó a quienes lo auxiliaron que le habían dado un botellazo.
La camarera advirtió de la situación a su madre, quien dio aviso de la emergencia al 112. Salvador habría estado en torno a dos horas desatendido hasta que lo encontraron en el suelo y casi tres hasta que los efectivos sanitarios lo atendieron. Fue trasladado al Hospital Comarcal y posteriormente, esa misma noche, al Hospital Regional Carlos Haya, donde ingresó en estado crítico con una hemorragia intercraneal masiva y hematomas subdurales crónicos en la convexidad derecha.
Permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos hasta el 31 de enero, cuando fue trasladado a la planta de neurología. Su evolución no fue favorable y finalmente falleció en la tarde del 5 de julio de 2024 en una residencia para mayores.