Sobre la mesa hay una palmera gigante que evidencia que se trata de un lugar de encuentro. Unir sus dos pasiones fue la motivación que le llevó a iniciarse en esta aventura. Pilar de Castro es profesora , pero también es una enamorada empedernida de las manualidades y del reencuentro con todas aquellas aficiones que marcan la base de nuestra historia. Hace unos siete años asistía a un centro a hacer talleres, pero una vez que cerró se planteó algo que jamás habría imaginado antes: crear su propio espacio donde recuperar oficios perdidos mediante talleres con otras personas. Fue ese el germen que impulsó la creación de ‘My granny’, un centro de Pedregalejo marcado por hilos de colores, macramé y ganas de aprender.
“Uní mis dos pasiones y monté el taller en ese momento, así hasta día de hoy, en el que me sigo dando cuenta de que la gente quiere recuperar todos esos oficios como la costura, el bordado, el macramé, la restauración o el punto, entre otros”, cuenta la fundadora del proyecto a 101 Televisión mientras saluda a una de sus alumnas que entra por la puerta. Como ella, otras personas asisten a diario al taller, no solo para aprender, sino para dedicarse tiempo a ellas mismas.
Así es el caso de Lola Oliva, quien hace un año pasaba por la puerta del centro y entró para preguntar por que le arreglaran un pantalón. “Cuando entré me di cuenta que aquí se daban clases y Pilar me preguntó que por qué no me arreglaba yo el pantalón, a día de hoy ya he arreglado blusas, un traje y vengo muchos días porque te entran ganas de apuntarte a todo, es como si estuvieras en familia”.
Talleres especiales
Eso mismo vive María Fernanda, quien es alumna recurrente y asegura que actualmente está haciendo un “paraguas chulísimo, en un sitio donde uno se lo pasa genial, con una gente encantadora”. ‘My granny’ ofrece clases variadas de lunes a viernes, en horario de mañana y tarde, mientras que los sábados son los días de talleres especiales con visitas también de otros profesionales externos.
Una de las profesoras del centro, concretamente Noemí Zaragoza, afirma que está encantada de que la gente vea el valor a recuperar la pasión por el macramé y los nudos. “Hay mucha gente que viene porque quiere aprender cosas que ve en la tele, es algo que ayuda mucho a quitar el estrés, ya que además ofrece un buen método de flexibilidad y horarios”.
Ubicado en Pedregalejo, este lugar que tiene toda la esencia de un hogar, reúne a personas de diferentes edades cumpliendo el mismo objetivo con el que nació, ya que las personas que asisten para aprender cualquier habilidad nueva tienen claro lo que significa pasar unas horas fuera del mundo real. Así lo confirma Ramón Pis: “Venir aquí es un alivio”.