El Granada CF consolidó su buen momento con una contundente victoria por 4-0 ante el CD Tenerife, en un partido donde las diferencias entre ambos equipos quedaron claramente expuestas. Mientras que el equipo de Fran Escribá continúa invicto y fortalecido bajo su liderazgo, el Tenerife, dirigido por Pepe Mel, sigue luchando por encontrar una identidad competitiva tras la goleada y se mantiene como colista en la clasificación.
Granada, una maquinaria en ascenso
Desde el inicio del partido, el Granada demostró estar un paso por delante de su rival. Los goles de Myrto Uzuni y Lucas Boyé, quienes anotaron sendos dobletes, fueron solo la evidencia visible de un equipo que funciona en todas sus líneas. La solidez defensiva, liderada por Miguel Rubio y Loïc Williams, y la creación de juego desde el centro del campo con Manu Trigueros y Gonzalo Villar, propiciaron un despliegue ofensivo que dejó sin respuestas al Tenerife.
El técnico granadinista, Fran Escribá, destacó tras el encuentro la ambición de su equipo, que no se conformó con el 2-0 en el descanso. “Los futbolistas saben que aún no han hecho nada”, señaló el entrenador, dejando claro que la mentalidad de su equipo está enfocada en mantener la intensidad en todo momento. La decisión de seguir atacando y no conformarse fue clave para cerrar el partido con autoridad.
Escribá ha sabido infundir a su equipo un carácter competitivo que se refleja en cada partido, especialmente en casa. El Granada no solo ha recuperado su solidez en Los Cármenes, sino que se muestra como un equipo equilibrado, capaz de controlar los ritmos del juego y ser eficaz en los momentos clave. Los goles, tanto de Uzuni como de Boyé, reflejan esta precisión, mientras que la solidez defensiva, especialmente con intervenciones de Diego Mariño, mantuvo la puerta a cero ante un Tenerife que solo encontró oportunidades aisladas.
Tenerife: el colista sin rumbo
En contraste, el Tenerife sigue mostrando graves dificultades para competir al máximo nivel. Aunque el equipo venía de mostrar una ligera mejora tras la llegada de Pepe Mel, la derrota en Granada supuso un duro golpe para sus aspiraciones. Tras el partido, Mel no ocultó su frustración y, en una rueda de prensa llena de tensión, se le vio afectado por la falta de resultados.
El técnico del conjunto canario hizo una declaración llena de dureza hacia sus jugadores: “Yo me encargaré de meterles el dedo en el culo para que espabilen”, expresó, en un comentario que desató polémica por su tono impropio y poco meditado. Aunque Mel intentó transmitir su voluntad de despertar al equipo, la expresión utilizada, además de incluir un innecesario “perdón a las señoritas”, dejó entrever la presión que siente ante la mala racha.
El Tenerife no solo se vio superado en lo futbolístico, sino también en lo mental. Los cambios que introdujo Mel no lograron impactar el juego, y sus declaraciones comparando el partido como un «transatlántico contra una patera» reflejan el sentimiento de inferioridad que acompaña a su plantilla. La imagen del equipo fue pobre, y la sensación es que necesita más que una corrección táctica: requiere una renovación emocional y psicológica para poder revertir su situación en la tabla.
Un ‘jamón’ clave para el Granada
Como dijo Guillermo Abascal, antiguo técnico granadinista, había que pasarlo mal «antes de comer jamón». La victoria del Granada refleja el estado de forma de un equipo en plena progresión, colocándose con 16 puntos en la tabla, mientras que el Tenerife sigue atrapado en una dinámica negativa. Las palabras de ambos entrenadores reflejan los estados anímicos de sus respectivos clubes: Escribá, sereno pero ambicioso, y Mel, frustrado y al borde del descontrol. Si bien el Granada mira hacia arriba con esperanza, el Tenerife necesita reaccionar urgentemente para evitar el abismo del descenso.