Nueve días desde que Valencia no es la misma. Han sido unas jornadas más que intensas, y no solo para los afectados directamente, sino también para todo el que se ha desplazado hasta Valencia para aportar su grano de arena y ayudar tanto en la limpieza como en el reparto de víveres, asistencia psicológica, reparación de carreteras, entre otras labores que resultan esenciales.
Uno de estos voluntarios es Lucas, que ha hablado por segunda vez con nuestros compañeros de Llegó la Hora. Lucas es un malagueño, natural de Torrox, que lleva una semana en Valencia, transportando y distribuyendo material entre las víctimas, así como ayudando en la organización del voluntariado.
El voluntario ha contado cómo continúa la situación en las zonas donde la DANA tuvo mayor impacto: «Todavía hay mucho por hacer. Las calles que limpiamos los primeros días ahora vuelven a estar llenas de fango».
Asimismo, ha explicado que lo más complicado es la organización, ya que hay «mucho material y voluntarios pero la organización es un caos».
«La gente está desorientada»
Lucas ha afirmado que observa a la población local «desorientada y sin saber dónde acudir». Para ejemplificarlo, ha expuesto una situación en la que estaban en un convoy y apareció una «una mujer mayor desorientada que venía de otro pueblo».
Además de esta desorientación, fruto «del estado de las calles» y del sufrimiento, afirma que hay «mucha desesperación, mucha gente pasándolo mal».
Por otro lado, en cuanto al tiempo que permanecerán allí como voluntarios, Lucas lo tiene claro: «Vamos a seguir dando guerra hasta sacar a todos los valencianos de aquí, porque, por mucho que insista, es que necesitan mucha ayuda».
Asimismo, no ha querido olvidarse de los demás voluntarios. «No puede estar uno más orgulloso de ser andaluz, de la gente que tenemos allí», ha agradecido. También ha añadido que «gracias a los valencianos no están teniendo problema para dormir allí». Ha explicado que los vecinos ofrecen sus casas, sus víveres e incluso los mismos recursos que reciben.
Y es que si se puede sacar algo positivo de este desastre, es la humanidad, solidaridad y fe que destilan personas como Lucas, sus compañeros y todos los voluntarios, que han dejado su trabajo y su vida a un lado para ayudar.