La ciudad de Ronda ha estado un poco huérfana, desde que el pasado mes de abril, Nuestro Padre Jesús Nazareno, la mayor devoción cristífera de la localidad malagueña, abandonara la ciudad del Tajo para someterse durante siente mes a un proceso de restauración, en el taller del imaginero sevillano, Pedro Manzano. Un tiempo que, según el Hermano Mayor de la Hermandad del Jueves Santo rondeño, José Manuel Lorenzo Salmerón “se ha hecho un poco largo pero que ha merecido la pena”.
Padre Jesús ya está de nuevo en Ronda, en el templo de la barriada que lleva su nombre. Este pasado 7 de noviembre, con la asistencia de numerosos fieles y hermanos, regresó a su sede canónica donde recibe culto todo el año, junto a la Virgen de los Dolores y “el discípulo amado”, el apóstol San Juan.
Para la ocasión, Nuestro Padre Jesús Nazareno fue portado por un grupo de mujeres en unas andas que fueron llevadas a ruedas desde la sacristía, a travesando la nave lateral y central del templo, hasta el prebisterio de la iglesia donde fue ubicada la imagen para presidir una misa. En dicha cita, el Señor fue ataviado con una túnica lisa en color morado y un juego de potencias que realzó la belleza de la imagen. Además, fue uno de los pocos momentos en el que se pudo ver al Nazareno con los brazos plegados (son articulados) en lugar de su posición habitual llevando la cruz. El acto, en el que numerosos devotos y hermanos se emocionaron, con lágrimas en los ojos, contó con el acompañamiento de un quinteto de viento de la Banda de Música Maestro Tenorio de Arriate, y en el mismo estuvieron presentes representantes del Ayuntamiento de Ronda, de la Real Maestranza de Caballería, de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, y de otras instituciones.
Proceso minucioso de restauración
Los trabajos de restauración han consistido, principalmente, en la consolidación de la madera de la estructura del cuerpo de la imagen, así como la reposición de su policromía, que según ha señalado el hermano mayor, José Luis Lorenzo Salmerón, no se retocaba desde el año 1942. Además, se ha sustituido la corona de espinas por una nueva que daña menos a la imagen que tallara el imaginero sevillano, Antonio Castillo Lastrucci. La intervención ha supuesto un coste total de aproximadamente 40.000 euros.
Una vez que la imagen ya se encuentra de nuevo en el altar de la iglesia, después de haber sido venerada durante todo el pasado fin de semana, podrá ser visitada por los fieles en su iglesia, en horarios de mañana y tarde. No obstante, el besapiés tendrá que esperar hasta el próximo primer viernes de marzo, como es tradicional.