Pasó la DANA como pasa casi todo en la vida. Y se queda. Lo que se queda seguro es el palabro que viene del término inglés cut-off low. Hasta hace no mucho la DANA (también apodada por los expertos ciclogénesis explosiva) era una gota fría, como la que cantaba Carlos Vives. La DANA (acrónimo resultado de ‘depresión aislada en niveles altos’) es ya un término asociado a la historia de Málaga y, más concretamente, al Valle del Guadalhorce, donde sus municipios se recuperan de dos fuertes lluvias en dos semanas que apenas le han dado un respiro.
En definitiva, otra batalla perdida para los hispanohablantes que queda como la parte más anecdótica respecto a estos fenómenos meteorológicos adversos de los que, dicen los expertos en el tema, vamos a tener que ir acostumbrándonos. Si bien, siempre estuvieron y la prueba es la hemeroteca de más de un siglo sobre catastróficas riadas, por ejemplo la del 14 de noviembre de 1989. Aunque lo que importa en esta ocasión es que ya se llame DANA, gota fría, ciclogénesis o diluvio universal, es que el agua arrastró muchas cosas en Málaga pero ninguna vida.
La tragedia de Valencia, un antes y un después para la DANA de Málaga
«Los caminos están muy malos»
Eso en lo positivo, en lo negativo que hay gente que en la provincia lo ha perdido todo desde el 29 de octubre hasta ahora. Personas que, además, forman parte de ese colectivo que los medios denominan como riesgo de exclusión. Familias humildes a las que por les costará Dios y ayuda empezar de nuevo. Los reportajes de 101TV llevan la última quincena informando de situaciones dramáticas, gente con enfermedades y sin apenas recursos que están intentando volver a la normalidad a duras penas.
Todo ello además está condicionado porque la urgencia de Valencia ha desviado el foco, lógicamente, de aquellos pueblos malagueños donde la gente está enfangada. Por fortuna, equipos de voluntarios están siendo de gran ayuda. Además, desde las administraciones inciden en que llegarán rápidamente las ayudas para los afectados en aquellas localidades donde las inundaciones han sido una realidad y han destrozado sus viviendas, sus negocios o les impiden vivir con tranquilidad.
Aunque hay cuestiones que son muy importantes como empezar esa serie de infraestructuras hídricas que puedan contener futuras lluvias. No estar preguntándose cada vez que llueve con fuerza si habrá que salir rápidamente de la casa o si habrá que temer por la seguridad. En el Valle del Guadalhorce se cuestionan si son urgentes estas obras que puedan ayudar a llevar mejor una situación adversa.
Un quejío real que viene al pelo en el fin de semana que celebramos el Día Mundial del Flamenco, si es que algo tan libérrimo como el cante jondo necesita una fecha en el calendario. Gente de sitios como Campanillas, Cártama, Álora, Coín, Alhaurin el Grande o Almogía. Una figura mítica del flamenco local como Ángel de Alora, que dominó como nadie las malagueñas, cantaba ya hace más de medio siglo aquello «los caminos están muy malos» con un verso que decía «se encuentran dos carreteros/ se dicen hola paisano / cómo están esos caminos / cómo están esos pantanos». Lo decía una voz autorizada de la zona; el problema sigue.