Mahmoud Gaber es intérprete y estudió la carrera en su país, Egipto, en una de las universidades más antiguas del mundo. En la actualidad habla cuatro lenguas. Árabe, español, inglés e italiano, lo que le ha abierto numerosas puertas. En 2018 emprendió la aventura y se trasladó a Málaga, queriendo cumplir uno de sus sueños que era vivir en España. Desde entonces ejerce como investigador predoctoral en la UMA, en el campo de la Tecnología de la Interpretación que, en pocas palabras, consiste en desarrollar herramientas que faciliten la labor de los traductores cuando ejercen en ámbitos concretos con terminologías muy específicas.
Pero Mahmoud guarda un gran secreto. Y es que antes de la investigación, en su trayectoria como intérprete, ha trabajado para figuras del mundo del fútbol como Florentino Pérez, Albert Benaiges o Hector Cúper. Aunque lo que nadie espera es que, durante un año, trabajase junto a Dios. No malinterpreten. Hablamos del Dios del fútbol, Diego Armando Maradona.
El pasado lunes 25 de noviembre fue el cuarto aniversario del fallecimiento del ‘Pelusa’, una leyenda con la que este investigador de la UMA compartió un año de su vida. Todo empezó en 2012 con un anuncio de televisión: “Yo estaba viviendo entonces en Dubai y vi la noticia de que Maradona fichaba como director técnico del Al-Wasl”, relata Mahmoud. Era una gran noticia, para él Diego era un ídolo desde niño, y entonces tuvo una idea de lo más atrevida: “Diego necesitaría un intérprete, y yo hablaba español, así que fui a las oficinas del club a ofrecerme”.
El pasado lunes 25 de noviembre fue el cuarto aniversario del fallecimiento del ‘Pelusa’, una leyenda con la que este investigador de la UMA compartió un año de su vida
Y así lo hizo. Se personó en las instalaciones del Al-Wasl y el club llegó a ofrecerle una vacante dentro de la entidad, pero le comentaron que Maradona ya tenía a una persona de confianza. Pasados unos días, el capricho del destino quiso que estos tuvieran un desencuentro y que terminaran llamándolo para reunirse personalmente con el astro argentino: “Entré al despacho, me dijo que sabía que estaba trabajando para Benaiges dentro del club, pero que si me interesaba, hablaría con los directivos para que trabajase con él», cuenta Mahmoud.
En aquel momento comenzó un sueño: “El primer día, cuando me puse la equipación de fútbol para estar junto a él en el campo, no podía ni concentrarme, mi cerebro no podía asimilarlo, estaba al lado del mejor jugador de la historia del fútbol».
«La escena era muy graciosa. Uno al lado del otro. Yo muy alto y flaco, y el bajito y grande. Benaiges decía que juntos parecíamos el dorsal 10”, cuenta Mahmoud. Traducir su jerga y sus vocablos argentinos fue todo un reto, todo ello sin contar con las salidas de tono a las que acostumbraba Maradona y que tenía que transmitir sin la menor matización, lo que en más de una ocasión le costó la sanción al técnico.
«Era muy familiar, te trataba como un amigo»
Aún así Mahmoud, que pasó días enteros a su lado, lo recuerda como una persona muy cercana: “Aunque se tiene la imagen de su carácter y demás, mi experiencia con él es la de una persona muy cercana. Era muy familiar, te trataba como si te conociese de toda la vida, como un amigo. Maradona siempre protegía a su equipo”, recuerda.
Como ejemplo del compromiso de Diego con su entorno, guarda varias anécdotas, que cuenta entre risas: “Había un aspecto de mi contrato que me intranquilizaba, que no me dejaba concentrarme plenamente en mi trabajo, y el club no quería modificarlo”, cuenta Mahmoud, y sigue narrando: “Se lo conté a Diego al concluir un entreno y, ese mismo día, me llaman de recursos humanos para contarme que había estado allí en el despacho y les había dicho que si no me lo cambiaban iba a entrar allí y les iba a destrozar la oficina. Así que lo aceptaron”.
Aunque a Mahmoud le dijo que quería quedarse otra temporada, la aventura de Maradona al frente de Al-Wasl concluyó después de un año. Se volvieron a ver en alguna ocasión y en eventos posteriores, si bien poco a poco fueron perdiendo el contacto. Mahmoud optó por mantener la distancia, sabedor de los múltiples compromisos, situaciones de estrés y peticiones que colmaban su agenda. Prefirió cerrar así una etapa que guardará por siempre en su memoria. Los recuerdos de aquellos días en los que trasladó al mundo la voz del Dios del fútbol.
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