El fútbol está repleto de grandes historias y la Copa del Rey engloba muchas de ellas. Véase la gesta de Pol Arnau, el hijo del malaguista Francesc, hace unos días con la Unión Deportiva Logroñés. Ahora, la siguiente ronda de Copa del Rey ha emparejado al Marbella contra el Atlético de Madrid, dos equipos y dos ciudades unidas por un apellido: Gil y Gil.
Y tal y tal entre la Costa del Sol y la ribera del Manzanares (ahora el club de San Blas-Canillejas). La provincia de Málaga es una de las más atléticas de Andalucía después de Jaén, y en eso tiene mucha relación el vínculo del político, empresario y presidente de la entidad rojiblanca fallecido hace veinte años.
El Marbella se medirá al Atlético de Madrid en dieciseisavos de la Copa
Aunque Gil no optó por el Marbella FC sino que cogió al San Pedro como su máximo estandarte futbolero en la provincia. Un club que cogió el marchamo de la factoría Gil y al que defendió como una especie de club de cantera del Atlético de Madrid. Un experimento que como, tantos otros, del constructor de los pelotazos urbanísticos y la reconstrucción marbellí.
Los noventa fueron los años grandes de Jesús Gil, con la Alcaldía de Marbella y la renovación de la imagen de la ciudad que es santo y seña de la Costa del Sol. Pero, sobre todo, por el doblete del Atlético de Madrid a mitad de la década. Un triunfo histórico para un club que llevaba años sin un éxito de relumbrón y que de la mano de Radomir Antic y jugadores como Kiko, Simeone, Molina, Penev o Vizcaíno volvía a los más grandes.
También jugó en el Atlético el conocido Tomás Reñones, que ahora continua de directivo con los herederos de Jesús Gil, y que ha estado también presente en la vida de Marbella. En realidad, muchos históricos del club colchonero y Marbella empezaron a tener vidas comunes.
El punto álgido llegó cuando Jesús Gil patrocinó las camisetas del Atlético con la ciudad de Marbella y arrancó lo que después derivaría en el ‘caso camisetas’. Una cuestión judicial que empezó a ser el declive de Jesús Gil, que coincidió con el descenso del histórico equipo a Segunda División (hay quien lo achaca a operación orquestada por el Estado para coartar las ambiciones políticas de Gil) y el posterior ‘añito en el infierno’ de los de rayas rojiblancas. Que luego fueron dos temporadas en Segunda hasta que Luis Aragonés se puso el mono de faena.
El ‘caso camisetas’ sería posteriomente decisivo para la operación Malaya, el gran caso de corrupción urbanístico que supuso un terremoto para el legado del Gil y la propia Marbella. Hoy, veinte años después de la muerte del carismático y populista empresario del Burgo de Osma, el destino ha vuelto a unir a Marbella con el Atlético de Madrid, aunque todo ha cambiado mucho en la ciudad y en el propio club. Sin embargo, el apellido Gil sigue siendo un nombre propio gigante para ambas entidades y que sigue muy presente.
De ahí que el enfrentamiento de esta Navidad de dieciseasvos de final del torneo copero ha haya sido calificado como el ‘derbi Gil’ en redes sociales. El duelo de principios de enero seguro que en las gradas de la Dama de Noche, los atléticos marbellíes, de San Pedro o de otras localidades de la Costa del Sol se harán notar.
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