La justicia belga ha obligado a la compañía irlandesa Ryanair a indemnizar con cerca de 22.000 euros a un piloto despedido en 2022 por un aterrizaje forzoso en Málaga. La empresa tendrá que pagar al capitán de vuelo dos años y medio después de que se produjera el incidente y lo expulsara de su compañía por un despido por falta grave que, el juez considera, no tiene justificación alguna.
La noticia, adelantada por el periódico ‘La Libre’ de Bélgica, señala que una sentencia dictada el 4 de noviembre de 2024, el tribunal laboral de Charleroi (la ciudad desde donde partió el vuelo con destino al aeropuerto de la Costa del Sol) indica esa indemnización de 21.809,97 euros más intereses que percibirá el piloto por rescisión del contrato sin preaviso de trece semanas. Además, la aerolínea tendrá que pagar intereses.
Los hechos se produjeron a finales de marzo de 2022. En la información del diario belga se pueden leer las palabras del comandante sobre aquel suceso del vuelo entre Charleroi y Málaga. «Gracias a mí no hubo 160 muertes aquel día», explica el piloto sobre el aterrizaje de urgencia en las pistas del aeródromo malagueño que desembocó en el despido porque la compañía achacaba la culpa a quien estaba a los mandos del avión.
El piloto, que llevaba con contrato indefinido en Ryanair desde el 4 de febrero de 2019, impugnó la decisión de la conocida aerolínea de vuelos de bajo coste, con base en Irlanda y presencia en todo el continente. La de Málaga es precisamente una de sus terminales predilectas con un movimiento de alrededor de 6,5 millones de pasajeros cada año.
Ryanair lleva casi dos décadas siendo la aerolínea preferente del aeropuerto malagueño, operando muchos servicios ‘low cost’ a Europa y al Norte de África. Los asientos de la empresa irlandesa copan buena parte de la oferta del principal destino de vuelos del Sur de España. De hecho, se estima que uno de cada tres vuelos tienen el sello de la compañía cuyos colores corporativos son el azul y el amarillo.