Felipe VI ha salido a hablar a los españoles como cada 24 de diciembre desde que asumió el cargo como Jefe de Estado hace 10 años. Cumple así su primera década dirigiéndose por Navidad a los españoles y en esta ocasión señalada la Dana de Valencia ha sido uno de los temas principales del mensaje navideño del Rey, quien ha hecho un balance de la catástrofe y de cómo la sociedad ha actuado ante esta tragedia de grandes dimensiones.
La Dana de Valencia ha sido uno de los temas centrales del discurso del monarca, que también ha hablado sobre temas cruciales para España como la problemática de la vivienda que afecta a los jóvenes y a las grandes ciudades como Málaga o la inmigración. La convivencia social también ha estado muy presente en el mensaje de Felipe VI de este 24 de diciembre de 2024, cuando se cumplen diez años de su reinado.
El Rey Felipe VI ha vuelto a hacer un llamamiento al diálogo y el consenso a la clase política española con motivo de su tradicional Mensaje de Navidad, en el que ha advertido de que la contienda política en ocasiones «atronadora» no debe impedir escuchar la «demanda de serenidad» de la ciudadanía y ha animado a seguir cultivando el espíritu de concordia que alumbró la Constitución de 1978.
El monarca, que en esta ocasión ha elegido el Palacio Real como escenario de su discurso más importante del año, ha reivindicado la necesidad de preservar el bien común «por encima de las eventuales divergencias y desencuentros». Es algo que tanto la Reina Letizia como él han «podido constatar y valorar aún más a lo largo de esta década de reinado», ha señalado, en la única mención que ha hecho a que en 2024 se han cumplido diez años de su llegada al trono.
Para Felipe VI, «es responsabilidad de todas las instituciones que esa noción del bien común se siga reflejando con claridad en cualquier discurso o cualquier decisión política». «El consenso en torno a lo esencial», ha añadido es lo que «debe orientar siempre la esfera de lo público».
«No para evitar la diversidad de opiniones, legítima y necesaria en democracia, sino para impedir que esa diversidad derive en la negación de la existencia de un espacio compartido», ha subrayado el monarca, en el que ha sido su undécimo Mensaje de Navidad.
La concordia como cimiento
Fue precisamente «el acuerdo en lo esencial» lo que inspiró la Constitución de 1978. «A pesar del tiempo transcurrido, la concordia de la que fue fruto sigue siendo nuestro gran cimiento», ha sostenido, defendiendo que «cultivar ese espíritu de consenso es necesario para fortalecer nuestras instituciones y para mantener en ellas la confianza de toda la sociedad».
En este sentido, ha resaltado que el «pacto de convivencia» que supone la Constitución «se protege dialogando» y ha incidido en que «ese diálogo, con altura y generosidad, debe siempre nutrir la definición de la voluntad común y la acción del Estado».
Por eso, ha advertido el Rey dirigiéndose expresamente a la clase política, «es necesario que la contienda política, legítima, pero en ocasiones atronadora, no impida escuchar una demanda aún más clamorosa: una demanda de serenidad».
«Serenidad en la esfera pública y en la vida diaria, para afrontar los proyectos colectivos o individuales y familiares, para prosperar, para cuidar y proteger a quienes más lo necesitan», ha acotado, poniendo como ejemplo en este punto la reforma del artículo 49 de la Constitución referido a las personas con discapacidad.
Dicha reforma, aprobada con el acuerdo del Gobierno y el PP, ha valorado el monarca, constituye «un buen ejemplo de lo que podemos lograr juntos». Por ello, ha vuelto a prevenir de que «no podemos permitir que la discordia se convierta en un constante ruido de fondo que impida escuchar el auténtico pulso de la ciudadanía».
Inmigración y vivienda
Precisamente, Felipe VI ha querido hacer mención a dos de los temas que más preocupan a los españoles: la gestión de la inmigración y las dificultades en el acceso a la vivienda. Respecto al primero, ha reconocido que «es un fenómeno complejo y de una gran sensibilidad social».
«Sin los movimientos de población a lo largo de la historia no podrían explicarse las sociedades del presente», ha resaltado, pero «sin la gestión adecuada», los movimientos migratorios pueden degenerar «en tensiones que erosionen la cohesión social».
El Rey ha defendido la necesidad de integrar a los inmigrantes, de que estos respeten también «las leyes y normas básicas de convivencia y civismo» al tiempo que se reconoce su dignidad como seres humanos «sin olvidar nunca la firmeza que requiere la lucha contra las redes y las mafias que trafican con personas».
«La manera en la que seamos capaces de abordar la inmigración», ha recalcado, «dirá mucho en el futuro sobre nuestros principios y la calidad de nuestra democracia», apelando para ello a una mayor coordinación con los socios europeos y también con los países de origen y tránsito.
Por lo que se refiere a la vivienda, asunto que «preocupa sobre todo a los más jóvenes», dada la incapacidad de las ciudades de satisfacer la demanda existente, ha esgrimido que es «importante que todos los actores implicados reflexionen, se escuchen unos a otros, que se examinen las distintas opciones y que ese diálogo conduzca a soluciones que faciliten el acceso a la vivienda».
Ese acceso, ha puntualizado, debe ser «en condiciones asumibles, en especial para los más jóvenes y los más desprotegidos, pues ésta es la base para la seguridad, el bienestar de tantos proyectos de vida». «Y realmente podemos hacerlo», ha rematado.
«España es un gran país»
Don Felipe ha querido terminar su discurso, que ha abierto y cerrado haciendo una mención especial a la tragedia de la Dana en el este y el sur de España del pasado 29 de octubre, con un mensaje de esperanza, reivindicando nuevamente que «España es un gran país».
Es «una nación con una historia portentosa, pese a sus capítulos oscuros, y modélica en el desarrollo democrático de las últimas décadas, derrotando incluso el acoso terrorista que tantas víctimas causó», ha subrayado.