La barriada de Huelin lleva ya un tiempo envuelta en una compleja situación derivada del ruido constante que aqueja a sus vecinos. Durante años, residentes y comerciantes han pedido medidas más contundentes para frenar la contaminación acústica, especialmente en zonas de ocio y hostelería y aunque el Ayuntamiento ha dado pasos en la dirección de combatir dicho ruido, las críticas siguen siendo numerosas y la lucha por el silencio parece no tener fin.
Sin duda, el barrio ha experimentado una transformación en las últimas décadas. Su cercanía a la playa de la Misericordia, al centro de la ciudad y su seña de identidad han hecho del barrio un lugar ideal para quienes buscan disfrutar de su oferta de bares, restaurantes y locales de ocio.
Sin embargo, este auge ha traído consigo un fenómeno indeseado para los que allí viven: la turistificación y la proliferación de locales de hostelería que, sin un control adecuado, han convertido el ruido en una constante diaria. Son muchos los residentes que a lo largo de estos años han expresado su malestar por la falta de medidas efectivas para reducir los niveles de ruido que, según ellos, han ido empeorando con el paso de los años.
La creación de la ZAS
En respuesta a las quejas vecinales, el Ayuntamiento de Málaga declaró Zona Acústicamente Saturada (ZAS) la calle Tomás Echeverría, concretamente en un tramo comprendido entre el paseo marítimo Antonio Machado y la calle Antonio Soler, concretado tras el trabajo de campo y las mediciones desarrolladas en la zona que sólo en esta sección de la calle se incumplen con la requerida frecuencia los objetivos de calidad acústica
Este tipo de declaración busca implementar una serie de medidas restrictivas para reducir los niveles de contaminación acústica, como limitaciones en los horarios de los locales de ocio y hostelería, la prohibición de abrir nuevos establecimientos en la zona o la obligación de insonorizar los locales existentes.
Aunque se consideró un paso positivo, muchos vecinos y colectivos no ven la medida como suficiente. De hecho, el grupo municipal Con Málaga, compuesto por Izquierda Unida, Podemos, Más País y otros, ha presentado alegaciones para que la zona ZAS se amplíe a toda la barriada de Huelin, y no solo a una parte de la calle Tomás Echeverría. Toni Morillas, portavoz del grupo, ha expresado que la medida es «insuficiente» y que no refleja la realidad de los habitantes de la zona, quienes sufren los efectos del ruido no solo en una calle específica, sino en todo el barrio.
De hecho, Morillas señala que las mediciones del ruido se hicieron en otoño, cuando la actividad de los bares y restaurantes es mucho menor, por lo que la declaración de ZAS debe ser global para todo el barrio, no solo para una parte. Los residentes de Huelin aseguran que quieren ser parte de la solución y, este sentido, el grupo Con Málaga ha solicitado que se cree una mesa de participación vecinal donde se puedan discutir y acordar las medidas para reducir el ruido de manera consensuada. «Es esencial que los vecinos puedan expresar sus opiniones y ser parte activa del proceso», ha subrayado Morillas.
El turismo, un factor determinante
Uno de los factores que agrava la situación en Huelin es el crecimiento de las viviendas turísticas. El barrio ha visto en los últimos años un aumento de cantidad de apartamentos turísticos, lo que ha incrementado la afluencia de turistas, especialmente en los meses de verano. Este fenómeno ha generado una mayor actividad en los bares y restaurantes, pero también ha exacerbado el problema del ruido.
Entre las medidas que se han propuesto, además de la restricción de horarios, destacan las limitaciones para las terrazas. En la zona ZAS, los establecimientos deberán cerrar sus terrazas a las 00:30 horas de lunes a viernes y a la 1:00 horas los fines de semana, en línea con otras zonas de la ciudad ya declaradas como ZAS. Asimismo, los bares tendrán que cumplir estrictamente con el horario de cierre de la música, que no podrá seguir después de las 2:00 de la mañana.
Sin embargo, muchos residentes consideran que estas medidas no son suficientes y que se necesitan acciones más contundentes para reducir el impacto del ruido de manera efectiva. Mientras tanto, los vecinos de Huelin siguen esperando que el ruido se convierta en un problema del pasado, y que sus voces sean escuchadas y tenidas en cuenta en las decisiones que marcarán el futuro del barrio.
