Aunque el pasado 11 de diciembre de 2024 la FIFA confirmó al estadio de La Rosaleda de Málaga como una de las sedes de España para el Mundial de fútbol 2030, resurgen las dudas sobre si finalmente llegará a serlo. El recién nombrado presidente de la Federación Española de Fútbol, Rafael Louzán, está convencido en incluir a Valencia como sede tras vivir el desastre de la dana y así lo ha expresado abiertamente en varias ocasiones. Lo hace apenas un mes después de que el organismo que ahora representa no la contemplase, y a la vez que la ‘Cadena Ser’ ha informado de que la FIFA está pensando en recortar sedes en general.
«Dos sedes españolas, una en el sur y otra en el norte, corren serio peligro», aseguraron en el programa ‘El Larguero’ de la emisora ya citada. Queda patente entonces que nada es inamovible todavía. Esto ha encendido las alarmas entre los que persiguen que La Rosaleda se mantenga en la carrera por albergar el Mundial 2030 y que han trabajado para incluir al recinto malagueño en la candidatura de la Federación. Porque la realidad es que en este momento está dentro tras superar una exigente criba, pero del mismo modo puede acabar fuera sino sigue luchando por ello con la misma intensidad y mucha más contundencia.
«Dos sedes españolas, una en el sur y otra en el norte, corren serio peligro»
Y hay razones para sospecharlo. Para empezar, la candidatura de La Rosaleda es una de las más inconsistentes por la necesidad de plantear una gran obra para ampliar la infraestructura, que ya tendría que ser a contrarreloj de todas las maneras. Todavía siguen en marcha estudios de viabilidad y se han licitado otros a nivel técnico. No está claro por tanto el cómo y sigue este debate, generando incertidumbre. Tampoco cuánto dinero costará y quién lo pagará. Se da por hecho que una gran partida la asumen las instituciones públicas como propietarias de la instalación -Ayuntamiento, Diputación y Junta de Andalucía-, pero no hay mucho movimiento a nivel privado por el momento.
División de opiniones en la ciudad
Por otro lado, el Málaga C.F. reclama más información y ayuda porque se considera gran perjudicado. Si inicialmente se hablaba de compatibilizar las obras con la disputa de los partidos del conjunto blanquiazul, esto ha quedado ya descartado y las instituciones sólo ven la opción de que se mude provisionalmente, durante dos temporadas aproximadamente, al estadio de atletismo ‘Ciudad de Málaga’, que se adaptaría con más graderío. Todo esto viene generando cierta división entre todas las partes implicadas. Y aunque nadie dice abiertamente que lo mejor sería bajarse de la carrera por el Mundial, sí se insinúa en los mentideros.
Hay menos debate sobre la necesidad de modernizar La Rosaleda, pero sí sobre si es necesario estar condicionado a las exigencias de la FIFA, sus requisitos y tiempos. El pasado 14 de enero se celebró en el Ayuntamiento de Málaga una de las cumbres más importantes del año, el debate de la ciudad, una fecha marcada en rojo para tratar los principales asuntos de la capital. Si bien es cierto que el deporte suele pasar desapercibido en estos asuntos de actualidad, que en cinco horas de debate no hubiese ni una mínima mención acerca de una de las obras más importantes que se van a desarrollar en la ciudad, no era más que un nuevo indicativo de lo que está ocurriendo.