La ya candidata para dirigir el PSOE andaluz María Jesús Montero ha realizado este viernes 17 de enero una tourné por Málaga para captar apoyos en una provincia decisiva (se acaban los calificativos) en su labor de reconstruir el socialismo en la comunidad. Su último acto para recoger avales ha sido en un punto simbólico para el socialismo local como Cártama, donde se ha envuelto en la blanquiverde y ha defendido su acento de manera literal. «Están nerviosos y ladran porque cabalgamos con fuerza», ha recalcado sobre la reacción del PP a su llegada a la política de aquí abajo.
Las familias del socialismo malagueño se han unido en este acto que la aspirante ha definido como «el comienzo de la cuenta atrás» para que los andaluces elijan su proyecto. Por supuesto, en medio de la clásica eufórica de este mitin en una campaña que lleva el lema de ‘Andalucía gana’ no ha faltado el clásico coro de «presidenta, presidenta» a una política que confía en la remontada y en la «victoria» pese a la lejanía actual de las encuestas y la mayoría absoluta del PP.
Nada más llegar al salón de actos de la Tenencia de Alcaldía de la Estación de Cártama, acompañada del líder provincial Dani Pérez, se ha dado un fuerte abrazo con dos históricos locales: con la exministra Magdalena Álvarez (ya rehabilitada por su partido tras quedar pendiente su exoneración del caso de los ERE, con el que ha bromeado Montero «ere con ere») y con el exconsejero Luciano Alonso. Todo, a ritmo de ‘Andalucía’ de Medina Azahara, la canción que ha cambiado el himno del PSOE al inicio de su mitin.
La sanidad y la educación pública han sido los dos caballos de batalla que ha vuelto a desplegar en su discurso, criticando el «deterioro» de los recursos y con las listas de espera de los hospitales como el principal argumento para arremeter contra el dirigente andaluz, Juanma Moreno. «Están desmantelando lo público para hacer negocio de lo privado», ha señalado Montero.
La sanidad y la educación pública han sido los dos caballos de batalla que ha vuelto a desplegar en su discurso
Ilusión rayando casi con la euforia es la frase que define el estado de ánimo del socialismo sureño, que está como cuando uno se enamora con cosquillas en la barriga. Aunque, eso sí, este amor no es nuevo del todo, ya que la actual ministra de Hacienda estuvo presente como consejera en los gobiernos autonómicos de Chaves, Griñán y Susana Díaz antes de coger el AVE camino de la capital de España.
«Me siento muy orgullosa de que me identifiquen con las etapas más prósperas de la Andalucía imparable», ha enfatizado la futura líder del PSOE-A tras criticar que todas las críticas sobre los ERE han formado parte de un «relato» y ha rechazado la idea del popular Elías Bendodo de que ella vuelve a Andalucía porque la aparta Pedro Sánchez y la «obliga» a venir.
Por la mañana, ha cambiado su agenda para estar presente en la convocatoria del IMEC en calidad de vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda (y no perder la oportunidad de defender al Gobierno en un acto en el que la firma de los terrenos cedidos por la Junta concitaba el interés) y ya por la tarde se ha dado un baño de masas en Cártama, aquí en la Tenencia de Alcaldía de la Estación de Cártama, el feudo socialista del alcalde sanchista, Jorge Gallardo.
Precisamente, con Jorge Gallardo, el único alcalde del PSOE en municipios malagueños de más de 20.000 habitantes y uno de los pocos regidores del puño y la rosa en la provincia, se ha dado un fuerte abrazo nada más llegar. Un gesto que ha dicho es el del abrazo fraternal de unidad en un proceso del partido «más vibrante». Según Montero hay que acabar con una «Andalucía llorona» y abogar por una que «pelea». Desde luego, la batalla, al menos la política, ya está en marcha.
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