«Hay gays en el mundo, siempre ha habido homosexuales en el mundo, los hizo Dios. San Sebastián es el icono gay por excelencia». Este es uno de los discursos más recurrentes en redes sociales entre las peroratas de Federico Jiménez Losantos, que con su habitual gracejo hizo una curiosa labor de divulgación sobre este mártir de la Iglesia que es el que mejor representa al público LGTBIQ+. Aunque su ‘labor oficial eclesiástica’ es la de protector contra la peste y las epidemias, en 2011 gais cristianos promovieron al Papa Benedicto XVI que lo nombrara patrón oficial del colectivo.
Este 20 de enero se celebra San Sebastián, una festividad muy seguida por diferentes rincones de España y de Hispanoamérica con diversas tradiciones. Pero, muy poco gente conoce que para el colectivo homosexual, a nivel mundial, este mártir ejerce también su patronazgo de la diversidad desde el siglo XIX para aquellas personas que luchan o han luchado contra la opresión por salir del armario.
Su iconografía ha hecho que esta historia llegue hasta nuestros días. La representación pictórica que se hace desde aproximadamente el siglo XV de este martirio con un joven casi al desnudo, imberbe, asaeteado y con las manos atadas a la espalda fue dando forma a esa visión homoerótica de este santo. Si bien, en un principio la Iglesia estuvo preocupado porque eran las mujeres las que acudían a ver el componente sexual del efebo San Sebastián, pero esto fue cambiando con el paso del tiempo.
¿Quién fue San Sebastián y por qué es un icono gay?
Hay que empezar por el principio. Sebastianus nació en el 256 en Narbona y murió a los 32 años, en el 258, en Roma. También conocido como Sebastián de Milán, ejerció como militar de los escuadrones romanos. Una gran figura castrense la suya, de hecho fue nombrado centurión y jefe de la cohorte por los mandatarios del Imperio Romano.
No obstante, el emperador Maximiano acabó descubriendo su Fe católica y obligó a San Sebastián a decantarse entre su labor en el ejército o su religiosidad. Implacable, el joven de Narbona (lo que entonces era la Galia) decidió mantenerse firme en sus convicciones, lo que fue su sentencia de muerte.
Fue llevado al estadio donde lo desnudaron, lo ataron y lo mataron a base de flechas. De ahí, la posterior representación y que también sea visto como un patrón deportivo de arqueros, soldados y atletas este santo cuyo nombre significa digno de respeto, alguien venerable por su actitud.
En la Iglesia la imagen de este tribuno militar declarado acérrimo defensor de la Fe y mártir, fue cambiando con el paso del tiempo y el Renacimiento dibujó para siempre su iconografía. Hasta entonces tenía barba y cara de hombre mayor ajado, hasta que pasó a ser un joven musculado en paños menores y lampiño. Artistas de la talla del Greco, Caravaggio, José de Ribera o Botticelli empiezan a mostrar a este San Sebastián atractivo físicamente tanto para mujeres como para hombres atraídos por otros hombres.
La importancia de Guido Reni
Aunque quizás la obra que marque la visión alabada por la cultura LGTBI sea la de Guido Reni, quien pone en diferentes óleos a San Sebastián mirando al cielo y la ubicación. El pintor boloñés del siglo XVI marca esa imagen del apolíneo Sebastianus, complaciente en su lapidación con las flechas clavadas en zonas del cuerpo sugerente y con la mirada limpia hacia el cielo.
En el ensayo ‘Losing his religion’ de Richard A. Kaye se explica esta apropiación a partir del siglo XIX del colectivo homosexual (no ya solamente de los hombres, sino de todas las personas oprimidas por su condición sexual) de este San Sebastián a través de las visión de Reni. De hecho, hay biógrafos que señalan que Reni escondió su homosexualidad.
Entonces, empezó a ser un marco para importantes artistas gais como el escritor Oscar Wilde, quien en París se hacia llamar Sebastian Melmoth o Tennessee Williams nombra también como Sebastián a algunos de sus personajes. Todavía una vuelca de tuerca le da el escritor japonés Yukio Mishima, quien llegó a hacerse unas fotos emulando al San Sebastián de Reni con el que estaba fascinado.
A nivel español, en esa relación y correspondencia que tuvieron Dalí y Lorca, celebran que San Sebastián sea el patrón de Cadaqués. Esta coincidencia entre la localidad que frecuentaba el pintor con San Sebastián fue muy celebrada por el poeta granadino. Según explica Ian Gibson en una de sus obras lorquiana, los dos artistas veían las flechas clavadas en su carne como el símbolo de la penetración.
Y así, hasta nuestros días llega esta relación entre San Sebastián y el mundo homosexual hasta el punto de que en 2011 una asociación intentó que la Iglesia hiciera caso a sus demandas. Se buscaba un giro aperturista para los creyentes, pero primó la secular marginación de Roma.