El Unicaja ya tiene rival para la gran final de la Copa del Rey. Los de Ibon Navarro tendrán enfrente a un Real Madrid que ha eliminado al equipo anfitrión, el Dreamland Gran Canaria (63-80). La última vez que ambos equipos se enfrentaron en una final -Supercopa ACB-, el conjunto cajista consiguió tocar metal.
Ficha técnica:
Dreamland Gran Canaria (63): Albicy (3), Brussino (5), Thomasson (4), Shurna (5) y Tobey (9) -quinteto inicial-; Kljajic (-), Conditt (5), Homesley (15), Pelos (4), Salvó (8), Samar (3), Diop (2).
Real Madrid (80): Campazzo (13), Abalde (7), Musa (11), Ndiaye (-) y Tavares (7) -quinteto inicial-; Fernando (10), González (4), Llull (12), Feliz (2), Garuba (-), Hezonja (14).
Parciales: 16-10, 15-20, 16-25, 16-25.
Árbitros: Conde, Calatrava y Padrós. Eliminado por faltas Fernando.
Pabellón: Gran Canaria Arena.
Los de Chus Mateo se fueron al descanso con tan solo 30 puntos y apenas cinco asistencias. Aunque el conjunto canario tampoco tuvo mucha producción a nivel ofensivo. El duelo de defensas lo ganó la mejor de la Liga, la de un Madrid que intimidó con Edy Tavares (7 puntos, 11 rebotes y 19 de valoración) y encendió el ritmo en ataque, con Facundo Campazzo y Mario Hezonja, para meter al club blanco en su undécima final de las últimas doce Copas.
Con el ‘todo es posible en casa’, el conjunto de Jaka Lakovic salió convencido de sus opciones de jugar la segunda final de Copa del Gran Canaria, nueve años después de la primera. Entonces, en A Coruña, el Madrid les apartó del sueño y este sábado, volvió a ser el equipo blanco el verdugo.
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Ante el tremendo atasco (16-10), el equipo de Chus Mateo se encomendó a Mario Hezonja y el croata respondió con ocho puntos en el segundo cuarto. Además, Tavares empezó a marcar territorio a ambos aros y Campazzo confirmó el aterrizaje del Madrid en el partido (31-30). El anfitrión fue valiente, con Nico Brussino desafiando los dominios del de Cabo Verde, pero el descanso no sentó bien al conjunto canario.
Campazzo enchufó dos triples seguidos y la defensa que aguantó el alto nivel de exigencia fue la blanca. A los de Lakovic les empezó a fallar la gasolina para sortear la maraña montada alrededor de Tavares. Mike Tobey, el hombre sin fallo contra el Valencia, irrumpió para apretar el marcador (40-45) y dar otro empujón de fe a la grada ‘pío-pío’.
Sin embargo, enfrente estaba una dupla letal, un Campazzo-Tavares que defiende y ataca a discreción. Los blancos tuvieron tiempo de engordar la renta a la veintena y dejar la puntilla a Sergio Llull en el último cuarto. El ’23’ firmó 10 puntos en ese tramo y, el recién llegado, Bruno Fernando, aprovechó también esos minutos con el choque resuelto.
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