Hace apenas tres semanas que Adrián Pelayo partió desde Marbella rumbo a El Vaticano a pie y sin dinero – y sin recibirlo – para hacer realidad su proyecto ‘Un camino por descubrir’, con el objetivo final de que el Papa Francisco le bendijera un pequeño arbolito que lleva con él. Sin embargo, el fallecimiento del Pontífice ha supuesto un giro en la aventura del marbellí. El joven, que ahora se encuentra en Sicilia, en un pequeño pueblo al sur del Etna, relata cómo los lugareños italianos están viviendo la noticia con una «profunda tristeza».
«Estamos muy tristes porque era un Papa que amábamos mucho, estaba con nosotros, hablaba italiano con todo el mundo, con los jóvenes, con los ancianos, con los pobres y con todos», expresa conmocionado Alexander que, aunque es de origen alemán, se crio en Bronte, Sicilia. Pelayo lo ha conocido durante su viaje y, de hecho, fue él quien le comunicó en la mañana del lunes la triste noticia al marbellí.
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Un camino por descubrir
Aunque inicialmente Pelayo viajaría con su amigo y compañero de peregrinación Andrea Martello, al final, este no pudo acompañarlo en su aventura. Pero el joven no está solo; otro peregrino se unió a su proyecto días antes de emprenderlo. Juntos, llevan tres semanas de viaje a pie, recorriendo desde pasajes naturales tan increíbles como el Etna hasta ciudades o pequeños pueblos remotos del sur de Italia. De esta forma, en su ‘camino por descubrir’, están viviendo la pérdida del Papa Francisco desde el corazón del pueblo italiano.
«Para el pueblo italiano era un Papa de gran fe, abierto y decía siempre su opinión. Además era un Papa Jesuita, al que amamos muchísimo», añade Alexander. Pelayo asegura que, como Alexander, son muchos los lugareños consternados tras conocer la noticia. Asimismo, el viajero destaca la «gran hospitalidad» que están recibiendo por parte de los sicilianos, que desde el primer momento los han acogido y apoyado en su original iniciativa.
La Iglesia, «un gran barco hacia adelante»
«Ahora la vida continúa, y se elegirá a un nuevo Papa. Lo cierto es que esperamos que como el último Papa, que entonces era joven, ahora también venga un Papa lleno de dinamismo que pueda llevar a la Iglesia Católica, que es un gran barco, hacia adelante y en distintas direcciones», añade Alexander.
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Por su parte, Adrián Pelayo y su compañero de aventuras continuarán su trayecto hacia El Vaticano, donde esperan que un nuevo Pontífice pueda recibirles y bendecir el árbol. Ahora, su próximo objetivo es intentar llegar a la cima del Etna. «Sería un sueño poder subir el Etna y llegar a su cima, que está a unos 3.300 metros de altura», asegura.
«Nosotros seguiremos nuestro camino. Nuestra motivación de ver al Papa sigue en pie; tendrá que ser otro, y bien recibido será. Toca esperar lo que la línea providencia decida. Seguimos caminando, seguimos ilusionados y estamos muy felices», apunta el marbellí.
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