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El Granada se queda con ganas de más (1-1)

El Granada se quedó con ganas de más frente al Elche. Rojiblancos y franjiverdes se golpearon por igual, aunque con estilos en las antípodas, en un combate que concluyó en tablas, resultado más satisfactorio para los visitantes. A los puntos, probablemente, habrían ganado los nazaríes, que pusieron más empeño en decantar en su favor el duelo en un segundo acto agitado, en el que Lucas Boyé falló un penalti y el cuadro ilicitano anestesió el fútbol. Los goles, sin embargo, llegaron en el primero, avispado Tsitaishvili para sacar sus garras de Lobezno en un error grosero de Álvaro Núñez. Lo igualó en apenas tres minutos Óscar Plano, que olfateó el peligro en el corazón del área para sacar la espinita del señalado en el tanto de casa, asistente en esta ocasión. Hubo tramos para los dos equipos después de eso, aunque fueron más insistentes los de Escribá. Esfuerzo en vano, con premio de consolación para ambos, aunque el conjunto granadinista puede acabar fuera del playoff.

Escribá: «No habría sido injusto que ganáramos»

El sol ayudaba a los aficionados en Preferencia a coger color para el verano y una extraña sensación de dejà vu recorría todo el estadio. El recibimiento, de esos que preceden a las grandes citas, una tarde brillante con la chaqueta en la mano y dos ambiciosos aspirantes, prestos para una intensa lid. Pero lo que realmente despertaba la nostalgia era el rival, un Elche imponente, que oteaba al resto desde lo más alto y pretende tramitar su vuelta a la élite sin escalas. Más de uno se debió de ver con 14 años menos, enfundado en una camiseta de Ighalo, camino de Los Cármenes con la ilusión de ver a su Granada acercar el ascenso a Primera División, categoría que apenas conocía por las historietas en blanco y negro de sus abuelos. Esta vez era distinto, por el contexto actual del campeonato y por aquel desencuentro, que convertía a rojiblancos y franjiverdes en una expareja embargada por el rencor.

El pulso de ambos es errático cuando se ven por la calle; son ya como un clásico, que cantaría Ana Mena. No distinto en esta ocasión, sin cortesía alguna en el saludo. Se tutearon desde el inicio, palpable la inquina en ambos bandos, aunque no hubieron de pasar demasiados minutos hasta que el Elche se declaró dominador, con un fútbol meloso que desprende magia cuando desemboca en las botas de Nico Fernández. El Granada, ya lo avisó Escribá, esperaba así el duelo y cedió el cuero sin demasiada oposición, paciente hasta que su adversario mostrara flaqueza, y lo cierto es que no tardó mucho en hacerlo. Pretendieron los franjiverdes empezar a construir sin prisa, pero tanta calma adormeció a Álvaro Núñez. Quiso cruzar un pase arriesgadísimo que, para cuando llegó a Álex Martín, ya era más bien un marrón con difícil solución. A Tsitaishvili se le despertó el instinto lobuno y lo atacó como una centella. Robó y no miró atrás, en una galopada vertiginosa hasta que pudo ver el color de los ojos de Dituro. Ahí, se le afiló el colmillo, preciso como cirujano en el disparo.

Los Cármenes saltó con euforia, pero el Elche no perdió la compostura. Apenas se inmutó, de hecho. Continuó rumiando largas posesiones hasta que Nico Castro, en el balcón del área, levantó el periscopio. Detectó la incursión de Álvaro Núñez, movido por el deseo de resarcirse, y elevó el balón con dulzura. El lateral lo picó con la frente para colarlo en las dependencias de Mariño, donde apareció Óscar Plano con un extintor para apagar la alegríoa rojiblanca. Juego nuevo, con todo igualado, pero ahora eran los nazaríes los que debían reponerse del golpe.

El conjunto rojiblanco se mantuvo replegado en lo que los de Éder Sarabia lo iban envolviendo, aun sin generar excesivo apuro. Tejían con esmero, por dentro y por fuera, con Nico Fernández inventando por allí por donde se dejaba aparecer y continuas aventuras de sus centrales. Álex Martín, en una falta, golpeó alto, poco antes de culminar una de estas expediciones con un tiro que apenas castigó las palmas de Mariño. El Granada aguantó con aparente indolencia, ni tampoco demasiada exigencia, hasta que el descanso asomó por el horizonte. Dio un paso al frente, a fin de irse arriba al entreacto, y logró trenzar una acción que culminó en un servicio tenso que Lucas Boyé, con el flequillo, no logró dirigir a la red. En otra, tras otro fallo de Álvaro Núñez, Rebbach quiso hacerlo todo por su cuenta, aunque no pudo sacar más que un córner, a la postre alejado por la zaga franjiverde.

Regresaron los rojiblancos, tras un primer tiempo anestesiado, con la firme intención de que en el desenlace sucedieran cosas, electrizados como si en el intermedio hubieran tomado alguna bebida energética. Recuperó Loïc Williams cuando el Elche intentaba contragolpear y Gonzalo Villar zigzagueó hasta que, justo al pisar área, sintió el punterazo de Affengruber en la rodilla. Lucas Boyé aceptó el duelo, a once metros de Dituro, y apretó el gatillo con ansia, tanta que la bala no fue ni siquiera entre palos, motivo de mofa para la esquina en la que se ubicaban los hinchas ilicitanos, que corearon su nombre. 

El caso es que este Granada se veía distinto, con Gonzalo Villar suelto más cerca del área. El murciano lo aceleraba todo en los metros finales, pero a Boyé todavía le rondaba el penalti fallado. Rebbach inventó un culebreo, similar al de la pena máxima, fuerte Dituro. El Elche, aturdido, intentaba rehacerse sin perder las formas, pero le costaba mucho más que antes. Nico Fernández se quitó la capa de invisibilidad que le cubría desde hacía un rato y, tras algún amago, chutó a ras de hierba, desviado por poco. 

El conjunto franjiverde pareció despertar con el remate y salir de la cueva, con soltura aunque romo, espoleado al grito de «ahora, Elche, ahora», pero no fue más que un espejismo. Sarabia saneó el once y sus pupilos empezaron a contemporizar. Escribá quiso más chispa e introdujo a Rodelas, a fin de agitar los últimos minutos, pero el anestésico ilicitano era potente, para desesperación de los granadinistas. Ricard, Stoichkov y Borja Bastón modificaron el esquema rojiblanco, con dos puntas para buscar el gol postrero, a quienes se unió Borja Bastón cuando el tiempo se agotaba. El de San Roque encabezó el último arreón, hasta tres veces negado del gol en una falta. Los rojiblancos insistieron, con ganas de sacar algo más, pero se quedaron con lo mínimo. Pequeño frenazo. Habrá que ver si queda en anécdota.


Ficha técnica:

Granada CF: Diego Mariño; Rubén Sánchez, Miguel Rubio, Loïc Williams, Carlos Neva (Miguel Ángel Brau, 46’); Sergio Ruiz (Ricard, 79’), Martin Hongla, Gonzalo Villar; Abde Rebbach (Rodelas, 71’), Giorgi Tsitaishvili (Stoichkov, 79’) y Lucas Boyé (Borja Bastón, 87’).

Elche CF: Matías Dituro; Álvaro Núñez, Affengruber, Álex Martín (Mario Gaspar, 79’), José Salinas; Josan (Pejiño, 84’), Nico Castro (Marc Aguado, 67’), Aléix Febas, Germán Valera (Rashani, 67’); Óscar Plano (Mourad, 67’) y Nico Fernández.

Goles: 1-0: Tsitaishvili, min. 13; 1-1: Óscar Plano, min. 16. 

Árbitro: Mallo Fernández, del comité castellanoleonés. Amonestó a los locales Gonzalo Villar y Loïc Williams, así como a los visitantes Germán Valera, Nico Castro, Álex Martín, Nico Fernández y Rashani.

Incidencias:  encuentro correspondiente a la 37ª jornada de Liga en Segunda División, disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes, ante 17.535 espectadores. Antes del partido, Ricard Sánchez recibió una camiseta conmemorativa por sus 100 partidos oficiales con el Granada CF. Lucas Boyé recibió de manos de Lucas Alcaraz el trofeo que le acredita como MVP de la Liga Hypermotion en el mes de abril. Además, se guardó un minuto de silencio en memoria del Papa Francisco.


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Pedro Jiménez