El presidente de la Sociedad Española de Inmunología, Marcos López Hoyos, ve «razonable» la medida de retirar la mascarilla en los interiores a partir del día 20 si el impacto del coronavirus se frena tras Semana Santa.
«Tenemos que esperar a final de mes para ver si ha habido impacto de las relaciones sociales que hemos tenido en Semana Santa y ver si esto se ha parado o no se ha parado. Si se ha parado, me parece una medida razonable después de tanto tiempo que quitemos la mascarilla en interior, sobre todo porque estamos vacunados», ha señalado López Hoyos en una entrevista a RNE recogida por Europa Press.
No obstante, el también director científico del Instituto de investigación sanitaria de Valdecilla (Idival) ha recomendado el uso de la mascarilla en el caso de las personas que tengan síntomas de enfermedad, ya sea gripe, Covid o cualquier otro virus respiratorio.
Según ha explicado, «el concepto de ‘pandemia’ va a tardar en quitarse del mundo porque hay muchos continentes afectados», aunque en términos prácticos en Cantabria y en España «parece que tenemos bastante controlada la infección» dado que el 95 por ciento de la población mayor de 12 años está vacunada, lo que permite hacer una vida «casi normal».
En este sentido, ha aclarado que el virus «no se ha ido» y ha abogado por ser «muy cautos, responsables y seguir vigilantes» porque «es posible que tengamos que volver atrás».
LA CUARTA DOSIS NO DEMUESTRA MAYOR EFICACIA
Cuestionado sobre la segunda dosis de refuerzo, el presidente de la Sociedad Española de Inmunología ha indicado que «no ha demostrado una mayor eficacia y los niveles de anticuerpos que se producen son muy temporales y vuelven a desaparecer».
«No hay evidencias para dar esa cuarta dosis a la población general», ha afirmado López Hoyos, quien cree que la sociedad está «protegida» con las dos o tres dosis recibidas y ha abogado por reservar esta cuarta para personas vulnerables, como las personas mayores de 80 años y aquellas con inmunodeficiencia.
Asimismo, ha trasladado la posibilidad de que la COVID-19 se quede como un virus estacional y haya que programar campañas de vacunación «en ciertos núcleos de población, no en todos», como los mayores de 70 años y las personas con inmunodeficiencia.
