La primera señal del frenazo ha sido peor de lo esperado. La economía creció apenas tres décimas y de nuevo con síntomas de algo «raro». El consumo de los hogares cae con mucha más fuerza de lo anticipado. Retrocede tanto que vuelve a los niveles que veíamos a finales de 2020, el año de la pandemia.
La cifra es preliminar y en ocasiones anteriores el INE ha terminado revisándola al alza. Pero no se espera que ocurra lo mismo esta vez. «La caída me parece muy elevada pero aunque la revisen, el dato de consumo del primer trimestre va a salir malo sí o sí«, opina Ángel Talavera, economista jefe para Europa en Oxford Economics.
La guerra y la elevada inflación han impactado de lleno en este motor de la economía. Bien por la elevada incertidumbre o por la pérdida de poder adquisitivo ante una cesta de la compra cada día más cara, las familias parecen haber reducido mucho sus compras. Especialmente acusada es la variación del gasto en bienes duraderos, más del -11% respecto al trimestre anterior.
Uno de los principales pilares al que se fiaba la recuperación está tocado y el impacto de la inflación «se concentrará en el segundo trimestre y ralentizará el crecimiento«, explica el Ejecutivo. Es decir, los datos todavía no reflejan la magnitud del hundimiento. Habrá que ver si la entrada en funcionamiento del mecanismo para abaratar la luz pactado con Bruselas tiene un efecto relevante en las facturas y el propio IPC. Esa contención podría ayudar a contrarrestar parte del sentimiento negativo de los consumidores.