La venta y el alquiler de segundas residencias recobran el pulso a pesar del encarecimiento de los pisos por la alta demanda de compradores extranjeros.
La costa española está dejando con la boca abierta a más de uno y no solo por las 621 banderas azules que ondearán este año y que reconocen la buena calidad de sus playas. El precio de una vivienda vacacional cerca de la orilla supera en muchos casos al de un piso en cualquier gran ciudad. Y alquilar un apartamento por una semana este julio o agosto, también en primera línea de playa, ha subido un 9,7%, superando los 1.000 euros semanales de media.
Algunos compradores buscan una casa que puedan disfrutar durante algunas semanas al año, pero sobre todo que puedan alquilar el resto del tiempo para obtener una buena rentabilidad. Otros compran para residir tras el auge del teletrabajo, ya consolidado en la costa. “Estamos asistiendo a un auge de la compra de viviendas costeras para uso propio; la posibilidad de teletrabajar ha convertido a estas residencias en un segundo hogar que poder disfrutar no solo en vacaciones o fines de semana”.
Según las búsquedas hechas en el portal Fotocasa, Torre del Mar (Málaga), Matalascañas (Huelva) y San Juan (Alicante) son las playas más demandadas para comprar una vivienda. Por su parte, Solvia ha detectado un aumento en la demanda en provincias costeras como Gipuzkoa, Bizkaia, Barcelona, Tenerife, Gran Canaria, Málaga y Granada.