Un control estricto y temprano de la diabetes puede suponer un ahorro de 2.649 euros para el Sistema Nacional de Salud por paciente durante los primeros cinco años tras el diagnóstico, según el informe ‘Valor social de un control estricto y temprano de la diabetes tipo 2 en España’, realizado para Lilly por Weber.
Concretamente, se ahorrarían 318 euros por la reducción del impacto de las complicaciones; 940 euros por disminución de hospitalizaciones, 805 gracias a una mejora de la calidad de vida, y 586 euros en productividad laboral por reducción de la mortalidad
En total, se podrían generar 185 millones de euros de valor social total en España, «lo que equivale a una reducción del 8,7 del coste total generado por la diabetes», tal y como ha detallado el presidente de la Fundación Weber, Álvaro Hidalgo. De estos 185 millones, cabe destacar que la mayor parte correspondería a un ahorro en hospitalizaciones (65,7 millones de euros) y la mejora de la calidad de vida (56,2 millones de euros), seguido de la productividad laboral por reducción de mortalidad (41 millones de euros) y del ahorro por la disminución de complicaciones (22,2 millones de euros).
El estudio, que ha contado con el aval científico de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), de la Sociedad Española de Diabetes (SED) y de la Federación Española de Diabetes (FEDE), define el valor social como la diferencia entre el impacto económico generado por un control estricto de la enfermedad frente a un control no estricto cinco años después del diagnóstico.
De hecho, la diabetes tipo 2 genera una importante carga para el Sistema Nacional de Salud. Una persona sin esta patología consume 1.804 euros cada año en recursos sanitarios, frente a los 3.110 de media de una persona con diabetes tipo 2. «Diversos estudios han confirmado los beneficios clínicos de un control estricto y temprano de la enfermedad, lo que a su vez comporta un mayor gasto sanitario (visitas exploraciones y tratamiento farmacológico, entre otros). No obstante, el informe que hoy presentamos concluye que este control estricto y temprano también se asocia a un menor impacto económico, a un mayor valor social por menor coste derivado de las complicaciones, de las hospitalizaciones, por una mejora de la calidad de vida y por una mayor productividad laboral», reitera el doctor Joan Antoni Vallés, farmacólogo clínico del Instituto Catalán de la Salud.
En este sentido, la revisión bibliográfica utilizada en el informe realizado muestra que, en el momento del diagnóstico, 74.985 pacientes en España muestran un control estricto y 69.888 un control no estricto. Mantener un control no estricto implica un coste mayor frente a mantener un control estricto: 16.122 euros frente a 13.473 euros en un periodo de cinco años.
LA CARGA DE LAS COMPLICACIONES
Las complicaciones generadas por la diabetes tipo 2 constituyen uno de los aspectos de mayor importancia e influencia en la evolución de la enfermedad. Tal y como asegura el doctor Francisco Javier Escalada, presidente de la SEEN, «un buen control glucémico es el punto de partida, dado que puede prevenir o retrasar complicaciones de la diabetes y la morbimortalidad, y con ello mejorar la calidad de vida de las personas que viven con esta enfermedad».
Las complicaciones asociadas a la enfermedad pueden ser agudas y/o crónicas. Las complicaciones agudas agrupan las descompensaciones hiperglucémicas (simple, cetoacidosis y descompensación hiperglucémica hiperosmolar) y las hipoglucemias. Además, hay complicaciones crónicas, que pueden ser microvasculares, como la retinopatía diabética, la enfermedad renal diabética o la polineuropatía diabética; y macrovasculares, como las enfermedades cardiovasculares, las cerebrovasculares y la arteriopatía periférica. «A caballo entre ambas podríamos tener la insuficiencia cardiaca/miocardiopatía diabética», indica el doctor Escalada.
DIAGNÓSTICO PRECOZ Y EDUCACIÓN DIABETOLÓGICA
Según se desprende del estudio, casi la mitad de los pacientes muestran un nivel de HbA1c por encima del 6,5 por ciento en el momento del diagnóstico, tal y como ha advertido el presidente de la Federación Española de Diabetes (FEDE), Juan Francisco Perán. Por ello, el representante de los pacientes con diabetes ha puesto el foco en la importancia del diagnóstico precoz, el acceso a medicación y el acceso sistemas de control glucémico.
Además, el presidente de FEDE ha defendido que «la educación diabetológica debe ser personalizada, continuada en el tiempo y de calidad, dado que es la clave para conseguir un buen estado de salud y, por ende, de calidad de vida». Además, defiende que un paciente que conoce su diabetes «es un paciente que pasa de un ser un paciente pasivo a ser un paciente activo, siempre en coordinación con su equipo de profesionales sanitarios». De esta forma, agrega, «se pueden prevenir, evitar y/o retrasar complicaciones de la enfermedad, como los problemas cardiovasculares y complicaciones renales, visuales o neuropáticas», añade.
En este sentido, el tratamiento de la diabetes tipo 2 incluye una alimentación saludable, mantenimiento de un peso correcto, la realización de ejercicio de forma regular, el control de la glucosa y, si es necesario, tratamiento farmacológico.
Según explica el doctor Escalada, «hay numerosos estudios que han demostrado que incluso solo con una adecuada intervención dietética promoviendo una alimentación saludable y ejercicio fisico, acompañado por una adecuada educación diabetológica, se puede conseguir la remisión de la enfermedad».
ADHERENCIA TERAPÉUTICA
En este sentido, los expertos coinciden en que la adherencia terapéutica es «fundamental» para lograr los objetivos del tratamiento. «Una buena adherencia se asocia a un mejor control glucémico, disminución de complicaciones microvasculares y macrovasculares, menos ingresos hospitalarios y menor mortalidad», asegura por su parte el doctor Vallés.
Por último, en cuanto a la evaluación de las novedades terapéuticas, este experto señala que se tienen en cuenta fundamentalmente la calidad metodológica de los ensayos clínicos y la seguridad y eficacia del tratamiento, así como los estudios de coste-utilidad del fármaco. «Pero, en cambio, el ahorro de costes sanitarios y de costes no sanitarios o el impacto en la productividad, de momento no parece tener demasiada importancia, aunque posiblemente se pueda tener cada vez más en cuenta en el futuro», finaliza.