Aunque los azulgranas igualaron un 2-0 en contra tras una mala primera parte, no culminaron la remontada y cayeron en la tanda de penaltis ante un 2ª RFEF.
La felicidad inundó a todo el Juventud de Torremolinos cuando Pesca marcaba el definitivo penalti que tumbaba al Huesca en la tanda decisiva (era el 4-2) y se confirmaba la campanada del equipo de El Pozuelo, que estuvo lleno para ver en vivo el gran partido que hizo el conjunto de Ibón Arrieta.
A las primeras de cambio, algo que nunca había sucedido con el actual formato de la competición. El viaje de la SD Huesca esta temporada en la Copa del Rey ha sido excesivamente corto y desilusionante. Los azulgranas cayeron este domingo ante el Juventud de Torremolinos -recién ascendido a 2ª RFEF que se encuentra en puestos de descenso y que solo había marcado cinco goles en diez encuentros- en un partido en el que la reacción de la segunda parte no fue suficiente. Después de un horrible inicio, tras el paso por los vestuarios los goles de Escriche y Villar forzaron el 2-2 con el que se llegó a la prórroga. Nada se movió en ella y en los penaltis los malagueños, como durante el resto del cruce, fueron mejores.
La mala experiencia deja varias enseñanzas y reflexiones para un Cuco Ziganda que tras el encuentro se mostró visiblemente afectado. Es la segunda vez consecutiva en la que no pasa de la primera eliminatoria. Hace un año con el Oviedo su verdugo fue el Andratx. El Huesca llegó al Municipal de El Pozuelo -estadio coqueto que no se llenó, pero si presentó una gran entrada- pudiendo presumir de una trayectoria previa en la liga que le había aupado hasta la séptima posición, la mejor de lo que va de curso. El técnico se animó a dar minutos a los que menos habían tenido últimamente y, a la vista de su bajo rendimiento, tuvo que recurrir a los pesos pesados para intentar reconducir la situación. Con respecto a la victoria de la semana anterior ante el Villarreal B solo repitió en la alineación titular Jorge Pulido. Euse, Vilarrasa, Sielva o Kevin Carlos no aprovecharon la oportunidad. Mateu y Salvador, que fueron reclamados tras el paso por los vestuarios, fueron capaces de cambiarle la cara al duelo durante muchos minutos.
