Por Francisco Marmolejo
Siete de la mañana, se levanta uno para empezar un nuevo día y se pone a revisar las redes sociales para ver cuál es la última novedad, chascarrillo o polémica en el mundo de las cofradías y hermandades para la presente Cuaresma y la próxima Semana Santa.
Hacemos una rápida visualización desbloqueando ese espejo negro que llevamos todos en nuestro bolsillo y que nos muestra un mundo a nuestra medida y ahí sacamos nuestra arma más poderosa como es la opinología.
Ser opinólogo cofrade es bien sencillo y más en esta época donde tenemos a nuestro alcance medios que nos hacen llegar a mucha gente gracias a Tik Tok, Twitter, Instagram y en menor medida Facebook, ya que esta red social esta vista como para personas mayores para los opinólogos más jóvenes.
Siempre recurro a letras de canciones para unirlas con los artículos de opinión y al hilo de practicar la opinología, el grupo electropop Ojete Calor ya lo decían en su canción “Opino de que”: Primero comento y luego, como es lógico ya me informó del tema en cuestión, si escribo, faltado y en mayúscula en lo anónimo es que no me falta razón…
Resulto curioso y fascinante como el anonimato hace crecer en las redes sociales a los opinólogos, poniendo su punto de vista como la única verdad o postverdad. Estos nuevos Savonarolas o Torquemadas, saben de imaginería, pintura, bordados, montaje de cultos, flores, cera, tocados… y como hablar o escribir es gratis pues ponen sus “vastos” conocimientos en internet para que todo el mundo se entere que eso o aquello no cumple con sus estándares o el ISO 9001 de calidad cofrade.
Pues como la canción anteriormente citada, opino de que para poder opinar, primero se debe uno formar e informar, para así con conocimiento de causa y teniendo un bagaje en el mundo de las cofradías ser parte activa de la opinología bien entendida.