El hombre acusado de atropellar con su coche en Málaga a una mujer de 66 años enferma de alzheimer, que falleció meses después, y no auxiliarla en ese momento ha asegurado que no vio «a nadie» en la carretera por la que iba de noche y que no tenía iluminación. «Solo sentí un porrazo», ha dicho, apuntando que no paró porque pensó que había golpeado a un animal o le habían lanzado una piedra.
El juicio ha comenzado este lunes en la Audiencia de Málaga con un jurado popular, que será el encargado de determinar la culpabilidad o inocencia del hombre, al que la Fiscalía acusa inicialmente de los delitos de homicidio por imprudencia menos grave y de omisión del deber de socorro, solicitando que se le imponga las penas de multa por el primero y dos años de prisión por el segundo.
Los hechos sucedieron en enero de 2021, en la carretera que va hacia la barriada malagueña de Campanillas, con un carril para cada sentido. El acusado ha asegurado en el juicio que «iba despacio», con las luces del coche puestas, el seguro en vigor y que no había consumido ni alcohol ni drogas. Además, ha insistido en que antes del accidente no vio a nadie en la carretera.
«Si hubiera visto a una persona, yo paro y aviso a la Policía», ha declarado el procesado, que conducía el coche de su madre, al tiempo que ha señalado que volvió al lugar cuando vio las luces de los coches policiales para decir que había sido él, reiterando que no tenía motivo alguno para no pararse en el momento del accidente y rechazando que fuera distraído.
Según el fiscal, circulaba a una velocidad «inadecuada y sin prestar la atención requerida», de forma que «no detectó la presencia de la víctima», que se había escapado de un hospital y caminaba «cercana al eje central de la calzada». Así, la atropelló «sin realizar maniobra evasiva alguna» y se marchó del lugar, siendo «plenamente consciente de haber atropellado a una persona».
Le golpeó en la mitad izquierda de su cuerpo, «lo que provocó que la víctima saliera despedida unos cinco metros e impactara contra el suelo», dice la acusación pública, señalando que en el lugar en el que se produjo el atropello la visibilidad era reducida por la falta de iluminación y la hora que era, ya de noche.
En este sentido, ha declarado como testigo el agente de Policía que hizo el atestado del accidente, quien ha dicho que concluyeron que la causa inmediata o principal del accidente fue o un despiste en la conducción o una velocidad inadecuada para las circunstancias que existían –falta de iluminación de la vía, era de noche–; aunque no se ha podido determinar si la velocidad era excesiva o no.
Asimismo, ha señalado que otras causas «mediatas» que también influyeron fueron las circunstancias de la vía y del lugar, así como la acción de la víctima, que andaba por la carretera con los cordones de los zapatos atados, vestida de oscuro y posiblemente agachada; instando a tener siempre en cuenta que el coche «es una máquina que puede matar».
Este agente ha apuntado que el conductor «tuvo que darse cuenta que golpeó con algo grande, posiblemente una persona» y que no se vieron maniobras evasivas; aunque ha señalado que el acusado fue esa misma noche al lugar cuando vio lo ocurrido, prestando colaboración «en todo momento», y manteniendo desde el principio que «había notado que había golpeado algo pero que pensaba que era un animal».
La víctima sufría alzheimer y el día de los hechos estaba ingresada en un hospital, «aunque lo había abandonado sin haber recibido el alta y sin ponerlo en conocimiento del personal del centro», dice el fiscal, que pide que los hijos sean indemnizados. También hay una acusación particular, en representación de la víctima, y una responsable civil que es la madre del acusado.