El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha defendido este miércoles que lo que busca el Gobierno con su respaldo al plan de autonomía marroquí para el Sáhara es dejar de ser «espectador» para convertirse en «actor» en la resolución de este conflicto que dura ya 46 años y «podría durar otros 46 más».
A preguntas de PP y EH Bildu durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, Albares ha defendido que «España lo que tenía antes era una ‘no postura'» y estaba a la expectativa de «lo que hacían otros» y ahora quiere convertirse en «actor» apoyando los esfuerzos del enviado de la ONU para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura.
«España lleva demasiados años siendo espectador, hablando internamente pero sin hacer nada por apoyar al enviado especial de la ONU», ha afirmado, subrayando que eso es precisamente lo que quiere hacer ahora el Gobierno, en el marco de la ONU y con una posición similar a las de Francia y Alemania, y así se lo trasladó en el encuentro mantenido el lunes en Bruselas.
En este sentido, y como ya hiciera la víspera en el Senado, ha reafirmado que «la posición de España es de una solución mutuamente aceptable en el marco de Naciones Unidas y según las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas».
El ministro ha evitado responder a las críticas por el modo en que se ha conocido este nuevo posicionamiento y también al hecho de que no lo hayan respaldado ni sus socios de coalición, ni los de investidura y tampoco se haya consultado por la oposición, como le han hecho ver tanto la diputada del PP Valentina Martínez como el de EH Bildu Jon Iñarritu.
La portavoz del PP en la Comisión de Exteriores ha afeado el «mayor cambio en política exterior en 47 años» que ha llevado a cabo el Gobierno, que ha calificado de «despropósito» porque además no cuenta con el respaldo de Podemos, ni de los socios de investidura ni a la mitad del PSOE, y tampoco ha sido consensuado con el principal partido de la oposición.
Asimismo, Martínez ha acusado a Albares de «mentir» tras haber pasado «de apoyar la solución que acuerden ‘las’ partes a apoyar la solución de ‘una’ parte». «Ni la sutilidad del lenguaje diplomático da para camuflar el profundo cambio que eso significa», le ha recriminado, advirtiendo asimismo de las «consecuencias económicas» que puede tener por el malestar generado en Argelia, que ha llamado a consultas a su embajador.
EL OBJETIVO, DESENCALLAR EL CONFLICTO
Tampoco ha querido aclarar qué es lo que busca ganar el Gobierno con este giro, como le ha preguntado Iñarritu. «No se trata de que España gane nada» sino de «contribuir a desencallar un conflicto que si no hacemos algo durará 46 años más», ha defendido, insistiendo una vez más en que tanto el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como el de Mariano Rajoy respaldaron en su momento el plan de autonomía marroquí presentado en 2007.
«Ahora España quiere ser un actor y no es un cambio de postura», ha subrayado el jefe de la diplomacia, sosteniendo que en las reuniones de alto nivel con Marruecos bajo los gobiernos de Zapatero y Rajoy las actas recogen el «mismo lenguaje» empleado ahora por el Ejecutivo en la carta que Pedro Sánchez envió a Mohamed VI.
El diputado de EH Bildu ha acusado a Albares de «hacerse el sueco» y no responder a sus preguntas. «Se da la paradoja de que están defendiendo una postura que podría darse el caso que la mayoría de la cámara esté en contra, ¿se imagina el bochorno cuando se den cuenta los destinatarios de la carta?», le ha planteado.
Así, ha pedido al ministro que aclare «cuál es el compromiso de Marruecos» para justificar la postura del Gobierno dado que se ha generado una «triple crisis» con el Frente Polisario, con Argelia y con sus socios de coalición y de investidura.
En este sentido, Albares se ha remitido a su comparecencia de esta tarde en la Comisión de Asuntos Exteriores y ha defendido que lo importante es «desencallar» el conflicto y que «se resuelva dentro del marco de Naciones Unidas (…) y con una solución mutuamente aceptable que sea política». «Creo que en desencallar un conflicto de 46 años se encuentra cualquier señoría de esta cámara», ha rematado.