Por F.J.Cristófol
Hace falta un lobby, uno de verdad
Los cofrades necesitamos un lobby. Un lobby que ejerza como tal. ¿La Agrupación funciona como grupo de presión? No hay evidencias de una cosa ni la contraria. En cualquier caso, este ente es un elemento que aglutina a las 41 herm… a los 41 hermanos mayores de las cofradías. Siempre ha sido así, no es nada nuevo.
Pero necesitamos un lobby que vaya más allá de la Semana Santa. No es suficiente con lo que hay. Para el movimiento cultural, industrial, artesanal, económico y turístico que suponen las cofradías (no sólo la Semana Santa) no existe un grupo de presión real.
Y tú me dirás, ¿qué carajo es eso de un lobby? Pues es sencillo, es un grupo de presión que se forma para influir en los poderes para que actúen de forma beneficiosa para los intereses de una organización de personas: ya sea mediante una legislación favorable o bloqueando medidas desfavorables.
Los cofrades, también es verdad, no podemos tener mucha queja del Ayuntamiento: retira todos los andamios que le pedimos, nos regala la ocupación de la vía pública, nos regala la seguridad pública del evento… Sí es verdad que en los últimos años, en los que Málaga ha crecido en tamaño, población e influencia, otros lobbies se han situado en posiciones mucho más favorables que los cofrades. ¿Por qué? Porque no hemos sido capaces de mostrarnos como un motor cultural, económico y social con presencia todo el año. Todos los cofrades somos conscientes de que lo somos, pero de puertas para afuera, no se nos identifica como tal.
No hay que fiarlo todo a la Agrupación, porque en San Julián hacen su trabajo: buscar, principalmente, el beneficio de sus 41 socios. Noticias recientes nos han mostrado que necesitamos algo más que lo que hay. Si miramos a unos kilómetros de distancia tenemos el ejemplo del Consejo de Hermandades de Sevilla, que no sólo agrupa a las hermandades de penitencia de Semana Santa, sino a sacramentales, de vísperas y de gloria, consiguiendo así una influencia global en la que nadie, dentro del mismo ecosistema, queda desamparado.
Y como no debemos/podemos fiarlo todo a lo que hay, es más que necesario darle una vueltecita al sistema. Eso o conformarnos. Seguramente elijamos lo segundo. Siempre elegimos lo segundo.
