La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores, Asaja Málaga, alerta de la pérdida de más del 80% de la producción de castañas de los tipos rubia y temprana en el Valle del Genal por la falta de precipitaciones. Es tal la falta de género «que alguna cooperativa de la zona ha anunciado que este año no abrirán sus puertas».
Y es que, como han informado en un comunicado, a pesar de que el 20% de la producción se ha salvado con un fruto de la variedad portuguesa, que al madurar antes se ha visto menos afectada por la sequía y es un producto de alta calidad, «se trata de un descenso importante en la producción».
«Las precipitaciones no han llegado, lo que a corto plazo genera el citado descenso de producción, pero que a largo plazo, el déficit arrastrado, incita a los árboles a su desaparición paulatina», han advertido.
Salvador Sánchez, castañero de Genalguacil, lamenta que «hemos estado años intentando controlar la plaga de la avispilla, y ahora que más o menos está dominada, vienen estas temperaturas extremas y falta de lluvias para terminar con esta producción».
La situación meteorológica ha llevado también a que se adelante el bosque del cobre: «A estas alturas del año las hojas se encuentran en el punto que debería estar a final del otoño», asegura.
Como ocurre en otras zonas agrarias de la provincia, el gran problema de la comarca es la «falta de agua e infraestructuras para poder aprovecharla», como indica la castañera de Igualeja Isabel Vázquez.
A pesar de que esta temporada los productores de castaña verán mermados sus ingresos, se da la circunstancia de que tienen que invertir en limpieza y adecuación de la arboleda de cara a próximas campañas. Por lo tanto, «no vamos a generar apenas ingresos, pero nos va a costar el dinero porque las labores hay que seguir realizándolas por muchos motivos: vegetales, ambientales, etcétera».
Cabe recordar los beneficios ambientales y paisajísticos que genera el castaño en estas localidades de la Serranía, donde suponen un importante reclamo, no sólo como producto de consumo, si no como bien material que aumenta el valor del entorno, genera ingresos y evita el despoblamiento.
Es por ello que, desde Asaja Málaga, solicitan a las administraciones «que apoyen y presten atención a esta gran riqueza de la provincia de Málaga y que de seguir así, llegará a desaparecer», lo que, atisban, supondría además una merma en la población de localidades como Genalguacil, Igualeja, Jubrique, Pujerra, Parauta o Cartajima.