El Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, ha alertado de que una zona de exclusión aérea en Europa –la prohibición o restricción de los vuelos en una área– por la invasión rusa de Ucrania supondría «extender el conflicto a una tercera Guerra Mundial».
«Cuando alguien pide una zona de exclusión aérea eso implica tener la capacidad y voluntad de derribar los aviones rusos que la violen. Sería extender el conflicto a una Tercera Guerra Mundial», ha explicado en una entrevista en el diario ‘El Periódico’ recogida este domingo por Europa Press.
Para Borrell, el ejército ruso «hace lo que hace un ejército basado en la artillería: bombardear como hicieron en Siria y Chechenia, sistemática e indiscriminadamente destruyendo objetivos civiles y causando un enorme número de víctimas».
Ha avisado de que por ahora «lo más preocupante es la situación humanitaria en las ciudades rodeadas, con temperaturas de 20 grados bajo cero, sin gas, ni electricidad, sin agua y con los corredores humanitarios sin funcionar».
SANCIONES QUE EVITEN «UNA CONFRONTACIÓN NUCLEAR»
Ante este diagnóstico, ha defendido que la Unión Europa está «haciendo todo lo que puede desde la perspectiva militar, contribuyendo a facilitar la resistencia de los ucranianos con material militar, teniendo cuidado de no extender la guerra a otros países, y evitando una confrontación que pueda derivar en una confrontación nuclear».
También ha dicho que Europa se mueve dentro de los límites, sin entrar en una situación de beligerancia y formar parte del conflicto: «Las sanciones no tienen capacidad de parar la guerra de la noche a la mañana pero tienen la capacidad de debilitar la economía rusa y le van a costar muy caro a Rusia».
En ese sentido, ha destacado que restringir las importaciones de energía es una medida pendiente y que se reducirá «todo lo rápido que se pueda».
RIESGO DE INCIDENTE NUCLEAR «BAJO CONTROL»
Preguntado por si hay riesgo de incidente un nuclear, ha respondido que ha hablado con el director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, que estaba muy preocupado pero le tranquilizó cuando le dijo que «ciertamente había un riesgo pero que, de momento, la situación está bajo control».
Para Borrell, el presidente ruso Vladímir Putin pensaba que Ucrania era débil y que se rendiría en días, y que habría división entre los países europeos occidentales, que no serían capaces de aplicar sanciones tan fuertes en sus efectos económicos y financieros: «Se ha equivocado en todo».
Ha defendido que Ucrania resiste y que los países de la Unión Europa harán «lo posible para ayudarla, desde el punto de vista de medios militares, sanciones y presión diplomática internacional sobre Rusia, intentando aislarla de la comunidad internacional».
Ha llamado textualmente a seguir aislando al gobierno de Putin para demostrar el rechazo del mundo de la invasión de Ucrania, porque «si Putin gana esta guerra y somete a Ucrania, está abriendo las puertas a la ley de la jungla, de que el más fuerte puede dominar al más débil sin excusa y razón».
Preguntado por la posición de China, ha argumentado que a los pocos días antes del inicio del conflicto «Putin firmó un acuerdo de partenariado con China que va muy lejos, pero China no ha apoyado a Rusia, no ha votado a su favor y es muy significativo», y ha recalcado que no todo lo que ocurre se conoce.