Carlos Huesa es un joven biomédico e investigador malagueño cuya pasión por las matemáticas lo ha llevado a desarrollar modelos computacionales para mejorar el tratamiento del cáncer de hígado. Su trayectoria, que comenzó en la Universidad de Málaga, lo ha llevado hasta Harvard, donde hoy trabaja en un innovador proyecto financiado por la Sociedad Americana contra el Cáncer.
Desde joven, no tenía claro a qué quería dedicarse. Estudió en la Universidad de Málaga, donde cursó Ingeniería de la Salud y posteriormente realizó un máster en Matemáticas en la Facultad de Ciencias en la UMA. Tras esto, realizó una tesis doctoral en la Universidad de Navarra. “A partir de ahí, digamos que empecé a enamorarme de la investigación”, expresa.
Durante su doctorado, tuvo la oportunidad de vivir siete meses en Ámsterdam, lo que le permitió realizar una estancia de investigación. Al finalizar su tesis, se quedó un año de profesor en la Universidad de Navarra.
El reto de Harvard
Pese a que su vida en Pamplona estaba establecida, con su esposa y un futuro en la Universidad de Navarra, surgieron nuevas oportunidades. Recibió una oferta para realizar una estancia postdoctoral en el Hospital de Harvard, una decisión complicada pero que finalmente tomó. “En la Universidad de Navarra me apoyaron muchísimo, y al final las cosas ya empezaron a ir bien”, explica.
El punto de inflexión se da cuando la Sociedad Americana contra el Cáncer le concedió una beca de investigación para tres años, un impulso decisivo para continuar su labor en investigación. “Empezamos a plantearnos que es un tren que solo pasa una vez en la vida y que me gustaría explorar hacia dónde podemos llegar”, recuerda Huesa con una sonrisa.
El objetivo de su proyecto es desarrollar modelos computacionales para optimizar un tratamiento conocido como radioembolización. Este procedimiento consiste en la inyección de microesferas radiactivas por la arteria hepática para cortar el flujo sanguíneo al tumor y destruirlo con radiación. Sin embargo, uno de los principales desafíos es la falta de herramientas cuantitativas que permitan predecir con precisión el comportamiento de estas microesferas dentro del organismo.
El investigador y su equipo trabajan en un modelo matemático que permitirá estimar cuánta radiación recibirá el tumor y cuánta afectará al tejido sano, mejorando así la eficacia del tratamiento. De esta manera, esta opción, en algunos casos, podría llegar a ser curativa.
Por el momento, la alternativa curativa que existe es hacer cirugía. En palabras de Huesa, “si te diagnostican que tienes un tumor, siempre se va a intentar hacer una operación para eliminar esa parte. Lo que pasa es que cuando te suelen diagnosticar un cáncer de hígado suele estar muy avanzado el tumor y, por tanto, lo que es el resto del órgano ya está muy debilitado”.
La investigación en España
Carlos asegura que en España existen grandes grupos sólidos que trabajan en la investigación del cáncer, como el equipo de la Universidad de Navarra, en donde estuvo realizando su tesis en cáncer de pulmón. Además, menciona con entusiasmo la próxima apertura de un centro oncológico en Málaga, el Centro de Investigación y Terapias Avanzadas del Cáncer (CITAC), que podrá impulsar proyectos relacionados con modelos computacionales y la inteligencia artificial en el diagnóstico y tratamiento del cáncer.
Consejos para los jóvenes investigadores
El matemático ha querido lanzar un mensaje a las nuevas generaciones de investigadores y ha hecho hincapié en la importancia de tener pasión por lo que uno hace. «No hay que tener prisa por ver los siguientes pasos; tener paciencia, confiar y, sobre todo, hacerlo con ilusión”, aconseja Huesa poniéndose en la piel de su yo de 18 años. En su caso, la investigación se ha convertido en una vocación que disfruta cada día.
¿Es posible vencer al cáncer?
Llegados a este punto, reflexiona sobre el futuro de la lucha contra el cáncer. Considera que es más realista pensar en cronificar la enfermedad en lugar de curarla. A medida que la investigación avanza, el diagnóstico precoz y los tratamientos personalizados permitirán a los pacientes convivir con la enfermedad sin que esta sea mortal. Cada vez hay más avances, y aunque la investigación siempre va un paso detrás de la enfermedad, Carlos confía en que seguirán ganando terreno poco a poco.
Las Banderas de Andalucía 2025 reivindican una Málaga «líder» y «que mira hacia el futuro»
Bandera de Andalucía 2025
El pasado 21 de febrero la Junta de Andalucía y la Diputación de Málaga entregaron los premios Bandera de Andalucía 2025 con motivo del 28 de febrero. Un galardón que premia el talento y la excelencia de personas e instituciones en sectores como la cultura, el deporte, la solidaridad y el medio ambiente.
Carlos Huesa fue premiado en el campo de la Investigación, Ciencia y Salud con la Bandera de Andalucía. El investigador se enteró de la noticia cuando iba en el tren camino al trabajo, “al principio pensé incluso que era una broma”, explica. Este galardón le ha hecho especial ilusión ya que para él es un reconocimiento a todo su trabajo y un motor de motivación para seguir trabajando humildemente día a día.
Además, el malagueño quiere utilizar el premio para convertirse en “una especie de altavoz” para concienciar a la sociedad de la necesidad de invertir en ciencia y en investigación y, en particular, en cáncer. “Creo que nos forman bastante bien y me encantaría ser una de esas personas que humildemente genere oportunidades para los jóvenes que quieran también dedicarse a la investigación”, señala. “Yo al final estoy donde estoy porque también he tenido gente que me ha ido generando oportunidades y ha confiado en mí”, concluye.
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