Este viernes, la andaluza Carolina Marín podrá decir que tiene un nuevo premio en su amplio y numeroso palmarés deportivo: un Princesa de Asturias de los Deportes. Un galardón con el que llevaba tiempo soñando, pero que pensaba que no le llegaría tan pronto, especialmente tras la grave lesión sufrida el pasado mes de agosto durante la semifinal de los Juegos Olímpicos de París 2024. «Es un sueño con el que yo soñaba desde hace varios años y que finalmente se ha hecho posible», expresaba la onubense en rueda de prensa tras su llegada a la ciudad de Oviedo en el día de ayer.
La deportista ha narrado que la noticia de que este año le sería otorgado el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2024 le llegó durante un entrenamiento, algo que de por sí le pareció «impactante» ya que desconocía que su candidatura esta presentada para este año, por lo que la sorpresa fue aún mayor. “Me siento muy feliz de recibir este galardón, sin duda el más importante de mi carrera. Siempre he creído que el deporte sirve para romper barreras y es una fuente de inspiración y valores. Y si estos factores han hecho que yo merezca este reconocimiento, no puedo más que sentirme agradecida por ello”, expresaba Marín en mayo tras conocer esta distinción.
Más fuerte ante las adversidades
Una que le llega tras atravesar —y seguir atravesando— un duro momento deportivo. La tricampeona del mundo de bádminton sufrió una rotura del ligamento cruzado y de los dos meniscos de su rodilla, una lesión que le hizo replantearse colgar la raqueta. «Cuando me metí en el vestuario una vez que acabó el partido, mi primer pensamiento fue ‘no puedo más’. En ese momento en caliente quería colgar la raqueta, pero una vez que una pasa tiempo consigo misma y reflexiona, lo ve de otra manera».
Esos momentos, unido al tiempo que ha podido pasar con su familia —a quienes define como su auténtico motor— le han hecho sacar fuerzas de flaqueza y tener claro que no quiere que «algo externo como una lesión» la lleve a dar un paso al lado: «Quiero retirarme en una pista de bádminton», ha manifestado con rotundidad y emocionada la onubense frente a los medios.
Dominando un deporte puramente asiático
Su tenacidad la ha llevado a ser la primera y única campeona olímpica no asiática —consiguiendo el oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro con tan solo 23 años— a alzarse con tres títulos mundiales —la primera europea en hacerlo de manera consecutiva en 2014 y 2015— y siete europeos —el último este mismo año—.
Ser la mejor y arrasar en todas las competiciones a las que acudía la llevaron a contribuir en el fomento y la popularización de un deporte hasta entonces desconocido en España: el bádminton. «Era totalmente impensable que una chica española pudiera dominar en un deporte tan asiático como es el bádminton, y que de repente alguien haya roto esa barrera tiene su mérito. Gracias a este premio se reconoce todo ese mérito que hay detrás en un país como es España, donde este deporte es totalmente desocnocido y muy minoritario», ha expresa Carolina Marín, que este viernes recibirá el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2024.