Las autoridades de China han anunciado este viernes la imposición de sanciones contra la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, y sus familiares, además de suspender contactos a nivel militar, judicial y climático con el Gobierno de Estados Unidos.
El Ministerio de Exteriores del gigante asiático ha informado en un comunicado que debido a la «interferencia» de Pelosi «en los asuntos internos» del país al visitar Taiwán a pesar de las alertas, se ha procedido a suspender llamadas telefónicas en materia de seguridad y militar con altos cargos estadounidenses.
Así, ha indicado que se ha procedido a cancelar la reunión de trabajo prevista entre representantes del Ministerio de Defensa chino y estadounidense, al tiempo que ha anunciado la suspensión de un encuentro del Mecanismo de Consulta de Seguridad Militar Marítima de China y Estados Unidos.
Además, quedan suspendidas las conversaciones sobre cambio climático, la cooperación para la repatriación de migrantes ilegales entre ambos países, la cooperación para la asistencia judicial y la lucha contra los crímenes transnacionales y el tráfico de drogas.
El Gobierno chino ha aseverado que la decisión ha sido tomada dado que «a pesar de la firme oposición de China y la preocupación suscitada, Pelosi insistió en ir a Taiwán, lo que supone una interferencia con los asuntos internos chinos y socava la soberanía e integridad territorial del país».
El comunicado refleja que dicha decisión constituye una violación del «principio de ‘una sola China’ que rige el país y una amenaza para la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán», tal y como recoge el documento.
La visita de Pelosi a Taiwán ha levantado la polémica y ha suscitado numerosas críticas por parte de Pekín, que puso en marcha el jueves una serie de maniobras militares en las inmediaciones de la isla y ha procedido a lanzar varios misiles balísticos.
La política demócrata ha defendido su visita y la de su delegación, al tiempo que ha insistido en la importancia de apoyar la democracia. Para ella, su visita se enmarca en la política exterior de Estados Unidos y no supone una injerencia en los asuntos chinos.