La Plaza de Nuestra Señora de la Estrella en Valencina de la Concepción se convirtió el pasado sábado en el epicentro emocional y musical de la Cuaresma andaluza. El municipio sevillano vivió una de sus noches más especiales con el concierto “Noche de Canela y Clavo”, un encuentro entre dos gigantes de la música procesional: la Banda de Cornetas y Tambores del Rosario de Cádiz y la Agrupación Musical Virgen de los Reyes.
101TV retransmitió en diferido un espectáculo musical que cumplió las expectativas de cofrades y amantes de la música de Semana Santa. Y ya puedes volver a verlo tanto aquí, en la web, como en la plataforma de 101TV. La cita, organizada por el Ayuntamiento de Valencina, consiguió reunir a centenares de personas que comenzaron a llenar la plaza desde las 17.00 horas, cinco horas antes de que comenzara el acto, con el objetivo de asegurar un buen sitio para disfrutar de una noche única.
Una noche de emociones y ovaciones
Presentado por Curro Bono y Esteban Romera, el concierto fue un auténtico despliegue de emoción, técnica y devoción. Cada interpretación fue recibida con ovaciones por parte de un público entregado. La Banda del Rosario de Cádiz abrió el acto en pasacalles con “Llega la Galeona”, y a partir de ahí desplegó un repertorio cargado de sentimiento y potencia, con marchas como Santa María, Sagrada Familia, El Milagro, Entregados a ti o el reciente estreno El Hijo de la Estrella, que emocionó especialmente a los presentes.
La atmósfera fue la de una auténtica procesión sin pasos: solo música, incienso en el aire, palmas contenidas y alguna que otra lágrima
Por su parte, la Agrupación Musical Virgen de los Reyes demostró estar muy en forma justo antes de la Semana Mayor con piezas como ‘La Esperanza de María’, ‘A Jesús por María’, ‘Al Rey de los Reyes’ o el aclamado estreno de ‘El Galileo’. La banda sevillana conquistó al público con una sonoridad impecable y una interpretación cargada de mística.
La atmósfera fue la de una auténtica procesión sin pasos: solo música, incienso en el aire, palmas contenidas y alguna que otra lágrima en los rostros de quienes viven la Cuaresma con el corazón. Valencina, durante unas horas, fue más que un pueblo: fue el escenario donde la fe se tradujo en música.