Los hechos ocurrieron en el año 2019, momento en el que la víctima —que presenta un retraso madurativo— y el condenado se conocieron cuando este último ejercía de aparcacoches en la zona de un centro comercial de la capital. Fue en este lugar donde se generó un conflicto con una tercera persona, que desencadenó que el acusado, que por aquel entonces tenía 60 años, entablase conversación con la joven de 19 años, según ha quedado probado por la Audiencia de Málaga y confirmado por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).
Al poco tiempo de producirse este encuentro, la víctima sufrió una lesión en el tobillo que le dificultaba subir las escaleras de la vivienda en la que residía junto a su hermana. Por este motivo, la joven volvió a contactar con el procesado, quien le ofreció quedarse en la casa que ocupaba ilegalmente junto a otra pareja y los hijos de la misma.
De esta forma, la chica se trasladó hasta el domicilio, compartiendo habitación y cama con el varón, donde se produjo la agresión sexual. Según la resolución, el ya condenado, conocedor de la discapacidad intelectual de la víctima y con ánimo de satisfacer sus impulsos sexuales, cerró el pestillo de la puerta de su habitación y la empujó hacia la cama.
Es aquí cuando la sentencia recoge que el varón la agarró «fuertemente», le quitó la ropa y abusó de ella mientras le gritaba «que la dejara y no la tocara», a lo que le procesado «respondía que se callara, que iba a despertar a todo el mundo, y que si se lo decía a sus familiares la mataba».
Nueve años de prisión
La sentencia del TSJA señala además que los hechos se descubrieron al personarse una dotación policial en el edificio tras recibir un aviso de que en uno de las viviendas, ocupada ilegalmente por diversas personas, se estaba produciendo una fuerte discusión.
Allí los agentes se encontraron en las escaleras de acceso al portal a la denunciante, sentada, con el rostro compungido por haber llorado y cabizbaja, que les manifestó haber tenido una discusión y haber sido agredida por el hombre que la había acogido.
Por estos hechos, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía le ha condenado a nueve años de prisión por un delito de agresión sexual sobre persona especialmente vulnerable por razón de su discapacidad, además de la prohibición de aproximarse a una distancia inferior a 300 metros de la chica, así como a comunicarse con ella durante doce años.
Asimismo, se le impuso una medida de libertad vigilada durante cinco años, que se ejecutará una vez el procesado cumpla con su pena privativa de libertad, y una indemnización de 10.000 euros a la mujer por el daño moral ocasionado.
