Remó hasta el último segundo el Covirán Granada en Miribilla, pero terminó hundido y con un pie en Primera FEB. El conjunto rojinegro ha perdido en casa de Surne Bilbao Basket (91-88), después de lograr remontar un mal inicio y de dejarse ir tras el descanso. El debutante Sam Griffin quiso enfundarse la capa de héroe en su estreno, promotor de una reacción postrera que perfundió ilusión en los nazaríes, pero el destino del equipo de Pablo Pin ya estaba escrito en este duelo. El cuadro bilbaíno asoma la cabeza, crucial el triunfo para los bilbaínos, mientras el conjunto granadino sigue dando pasos hacia el descenso. Todavía cabe el milagro, pero ya debe ir negociando con la Virgen de las Angustias.
La cita era trascendental y tuvo tiempo para suscitar de todo en los granadinos. De la desidia al comienzo, a la ilusión de una respuesta sólida; de creer que se puede, a asumir la decepción final. Los de Pablo Pin lo tienen muy crudo y buena parte de sus esperanzas pasaban por vencer en Bilbao. Hincaron la rodilla, con lo que apenas les queda rezar. Griffin argumentó su fichaje, con 22 puntos y otros tantos de valoración, aunque su irrupción no parece dar para más que ofrecer ratos de cierto disfrute para la hinchada. Pantzar fue el MVP, con 33 de valoración 20 unidades en su casillero que el Covirán sintió como puñaladas.
El balón al aire pareció pillar a los rojinegros apresados por un profundo letargo que afiló el colmillo del conjunto bilbaíno. Frey se quitó el mal sabor de boca de errar el primer lanzamiento con la recuperación que Rahkman convirtió en la primera canasta del encuentro. El estadounidense forzó de inmediato una falta que pasó por el aro para seguir acelerando el motor local. En un parpadeo, 6-0, con Ridder como último invitado en llegar a la fiesta. Los de Pablo Pin no despertaban y Dragic también mordió, panorama oscuro para el cuadro granadino, que ni siquiera con un triple de Amine Noua parecía espabilar. Silverio duplicó la recaudación nazarí con otro tiro exterior y llegaron los movimientos. Saltaron Guerrero y el debutante Sam Griffin, savia fresca para cambiarle el rostro al duelo. El primero enganchó cuatro puntos seguidos antes de que el flamante fichaje del Covirán se estrenara para poner el 13-12 en el electrónico.
Cazalon y Gielo ampliaron la renta vasca después de otro carrusel de relevos, pero en el conjunto rojinegro se había prendido la chispa de la remontada y ya no había quien la mitigara. Silverio enchufó de dos y enlazó un triple para acortar diferencias, Sergi García puso la igualada a tiro y Ndiaye sacó la catapulta para voltear el tanteo a 38 segundos del cierre del primer acto. Partido nuevo y el Covirán, lanzado, pero a Griffin le parecía poco para su estreno. Forzó la falta de Frey al borde del final y ejecutó con precisión de francotirador a pies parados.
El flamante ‘combo’ del Covirán le había pillado el gusto, así que inició el segundo cuarto con otra canasta que ponía seis arriba a los granadinos. Gielo encestó de tres y Rousselle devolvió el golpe, lo que debió de despertar la rabia contenida de Frey. Emparejó la contienda en medio minuto, con cuatro puntos que convirtieron lo restante en un intercambio de golpes, si bien la imprecisión de Bilbao Basket lo puso contra las cuerdas. Griffin no fallaba y Ndiaye soltó otra bomba antes de la rueda de cambios, ventaja suficiente para enzarzarse de nuevo con tranquilidad. Pantzar quiso rebelarse y Bezhanishvili trató de impedirlo con un mate. Las fuerzas estaban equilibradas, por más que Amine Noua se esforzara por decantar el pulso, lo que condujo al descanso con signo neutro.
La cita se reanudó igual que había empezado, con un Covirán Granada desnortado pese a poner en pista un quinteto barajado. Ridder inauguró el cuarto y, con un triple, puso tierra de por medio. Dragic, siempre oportuno, hizo dos más en previsión de la canasta que guardaba Griffin bajo la manga como respuesta, con lo que el choque se le empezaba a escapar a los de Pablo Pin. El técnico sacó el bisturí, pero para cuando quiso intervenir, Hlinalson reventaba el aro. A los rojinegros se les hacía bola, entre pérdidas y los rebotes defensivos que trataban de capturar, mientras los bilbaínos se habían puesto serios hacía rato. Pantzar olió el miedo y se le agudizó el instinto. La metió desde fuera de la pintura, primero, y machacó para meter 15 puntos de diferencia.
Silverio, con un triple, y Bezhanishvili, al poco del inicio del último acto, lograron maquillar el resultado e iniciar un amago de reacción, aunque todo quedaría finalmente en anécdota. Domínguez llevó a 74 el contador bilbaíno y Ridder regresó a la cancha famélico. Sumó un triple y otro tiro más desde la pintura, lo que ya hizo quimérico el triunfo del Covirán. Griffin eligió soñar y Rousselle le siguió el juego. Noua se alió como surtidor de ilusión, si bien la muñeca le empezó a fallar. No erró Valtonen, que tras la pintura dejó el margen en tres puntos.
Pantzar y Dragic se propusieron contener el alzamiento nazarí, aunque Sam Griffin seguía a lo suyo. La fuerza es poderosa en él, que apunta a ser clave en las aspiraciones de salvación de los de Pablo Pin de aquí al final del curso. Sergi García dejó la distancia en seis puntos a 20 segundos de que acabara el partido, margen remontable, pero Rahkman y Frey se encargaron de acabar con la esperanza rojinegra desde los 4,6 metros.
Ficha técnica:
Surne Bilbao: Frey (4), Abdur-Rahkman (9), De Ridder (19), Dragic (12) y Hlinason (3). También jugaron: Cazalon (3), Domínguez (2), Gielo (9), Jones (4) y Pantzar (16).
Covirán Granada: Sergi García (8), Valtonen (0), Aurrecoechea (0), Amine Noua (8) y Silveiro (9). También jugaron: Rousselle (5), Sam Griffin (18), Bezhanishvili (10), Medal (0), Guerrero (6) y Ndiaye (8).
Parciales: 18-22; 28-24; 26-13; 19-29.
Resultado final: 91-88.