Comenzaba la sesión con el comunicado de la penalización de un 25% de la puntuación total al cuarteto de Luci, por haber incumplido el artículo 2.1. de las bases. Un mal trago para esta jovencísima cuartetera que tanto está aportando a la cantera. A pesar de ello, podemos asegurar que la noche del 11 de febrero fue, como recitó Tino Berdugo en su romancero, «un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para el carnaval».
La cantera sigue, una noche más, brillando sobre las tablas. Además de la actuación infantil que inaugura cada sesión, actuó la primera agrupación juvenil: una murga que se subió al escenario de la ESAD para pedir la reapertura del Tívoli.
Fue una noche con varias agrupaciones estrellas, pero, ante todo, fue una noche para celebrar que el futuro del Carnaval de Málaga está asegurado –a no ser que, pensando en que son el futuro, nos olvidemos de que son también el presente, no sepamos cuidarlos y acabemos por perderlos–. ¡Va telón! ¡Va crónica! Desgranemos, una a una, cada actuación.
Hasta el infinito y más pa allá – romancero infantil (Málaga)
El personaje: un astronauta con mucha guasa que va al espacio a divulgar sobre el carnaval.
Unos versos para enmarcar: «Un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para el carnaval».
Las coplas. Suena la música de Star Wars a la par que un astronauta aparece en escena. Le han encargado la misión de ir al espacio y encontrar a un grupo de personas para enseñarles cómo es nuestro carnaval. Él dijo que sí del tirón, así se ahorra recoger su habitación. Vaya guasa. El problema es la comida: es tan mala que, fíjense, prefiere comer en el comedor.
Las últimas cuartetas versan sobre todo aquello que va a enseñar: desde las agrupaciones, entre la que destaca la suya («Pero la mejor agrupación es sin duda el romancero»), hasta las piezas de los repertorios y los temás más recurrentes («los que más me gustan son los que reivindican. / Que Málaga no se vende, ya está bien de tanto turista». Llega incluso hasta comparar las cositas de aquí con las de allí: «Satélites hay girando, en eterno pasacalles, / galaxias en cada esquina los grupos cantando traen». Maravilloso.
De todas las modalidades, el romancero es la más difícil, por la exigencia de ir rimado, por la exigencia de los golpes humorísticos en cada cuarteta, pero también porque el intérprete se expone ante el público sin el arropamiento de compañeros. Por suerte, nuestro Tino no se encuentra solo: sujetando el cartelón se encuentra su hermana Marta, con la que llega a interactuar, provocando la risa del público.
Aunque él no sea consciente, esto pasará a la historia del carnaval. No nos engañemos: él no es el futuro, él ya es el presente. ¡Viva la cantera! ¡Viva nuestro pregonero infantil! Viva la familia Berdugo!
Los enfermos – comparsa (Bollullos Par del Condado, Huelva)
El personaje: carnavaleros que han vendido su alma por un premio y se encuentran en el Hospital Alacra la kana para curarse del ego.
Unos versos para enmarcar: «Y sentir después de todo el año entero que tan solo por febrero es cuando puedo respirar».
Las coplas. De arlequines, con una corona que simboliza el primer premio carnavalero, vienen para suplicarle a Momo la salvación por haber vendido su alma a los demonios y haberle dado la espalda a don Carnal. «Yo te rezo, ay, dios Momo, cúrame esta enfermedad / y cura a todos los enfermos de nuestro carnaval».
Al ego que poseen muchos carnavaleros, la primera letra. Comienzan contándonos en primera persona cómo un febrero les entró el veneno, pero rematan el pasodoble cambiando el enfoque para lanzar la crítica: «Resulta que eres solo tú seudocarnavalero / tu juego, tu ego, / la burda enfermedad de nuestra fiesta». El segundo pasodoble a otro veneno, la cocaína.
Cuplés de comparsa. Del popurrí destaca la penúltima cuarteta, en la que, después de habernos ido desgranando la personalidad del carnavalero ególatra y de rezarle un Padre Nuestro a Momo, consiguen curarse. Se quitan la corona y se colocan el sombrero de arlequín: «poco a poco va saliendo este canto revolucionario». Despojados de todo mal, se van cantando «por la gente del pueblo, por la libertad».
Idea muy chula, aunque su ejecución no conecta del todo con el público. Esperemos que sigan viniendo y creciendo.
¡Hay Lupita! – murga (El Burgo, Málaga)
El personaje: detectives privados que curran por su cuenta porque los echaron de la CIA.
Unos versos para enmarcar: «Yo solo soy el poeta escondido / que busca refugio para estar contigo».
Las coplas. En pasacalles, moviendo la cinturita, entran estos detectives que tienen arroz que menear: «Los misterios más ocultos / son los que me apasionan, / yo fui el que descubrí / lo de las piñas del Mercadona». Su unidad canina también es particular: el podenco, el perro de presa y el Rottweiler son más bien como Marshall, Rubble y Skye de la Patrulla. Vaya pedigrí. «Que lo baile, que lo baile, que lo baile ese Rottweiler». Ya tienen al público en el bolsillo.
Piropazo a Málaga el primero de los pasodobles: «Implicados en la causa del febrerillo / y peinando palmo a palmo, huella a huella, / enfoqué mi vieja lupa / hacia Málaga la Bella». Qué bonito suenan. Que este caso no se os archive. La segunda letra al hermanamiento entre el Litoral y el interior. No es lo que dicen, es cómo lo dicen: en escena dos figurantes van representando la idiosincrasia de cada zona. «Tú me das un cante por malagueñas / jabegote y verdial, / yo mi cante por rondeñas / abandolado al final». Qué preciosidad.
Cuplés al tipo, con un estribillazo. En el popurrí, en el que van relatando sus investigaciones y anécdotas, resaltan la cuartetas por soleá, sevillanas y rumba.
Solo una pega: en ocasiones, el entreacto se alargaba demasiado, haciendo que las piezas del repertorio se volvieran secundarias.
No nos moverán – murga juvenil (Málaga)
El personaje: niños que se han atrincherado en el Tívoli hasta conseguir que lo vuelvan a abrir.
Unos versos para enmarcar: «Vamos de paseo, chu, chu, chu, / quiero recordarte, chu, chu, chu, / que este parque es nuestro, chu, chu, chu, / no me lo quita nadie, chu, chu, chu».
Las coplas. Con las luces apagadas, cantan la mítica canción de Verano Azul, pero cuando se encienden descubrimos que estos niños no se encuentran en el barco de Chanquete, sino en el del Tívoli. «Yo no me muevo de aquí, / mi barco me quieren quitar / y no lo voy a permitir, / por eso pienso luchar». ¡Bum! La primera juvenil del concurso repartiendo leña desde la presentación. Un tema que ha sido muy poco tratado en nuestro carnaval, a pesar de todas las protestas que ha habido por parte de sus trabajadores desde que cerró en septiembre de 2020. Ellos, desde luego, lo tienen claro: de ahí no los moverán.
Siguen reivindicando en los pasodobles. El primero, a los derechos del niño, con un cierre precioso: «Tú mírame como yo defiendo / el patrimonio de mi ciudad, / lucha conmigo y ningún pirata podrá quitarnos / ni nuestro barco ni tu libertad». En el segundo comparan la situación del Tívoli con los problemas de salud mental en los niños: «Si a algún amigo lo notas mal / y alguna lágrima ves caer, / coge su mano y apriétala, / no la sueltes, ayúdale». Mensajes más que necesarios. De pescaíto en blanco nada, ellos saben muy bien para qué se suben a las tablas.
Los cuplés no calan tanto, pero el estribillo es un puntazo: se han encontrado un cable suelto, lo han enchufado y… ¡ya funcionan los carricoches!
Con el popurrí, eso sí, se revuelca el teatro. Cuarteta a cuarteta nos van recordando todo aquello que acontecía en el parque de atracciones que marcó nuestras vidas. Por si no habían reivindicado suficiente, en la segunda tratan el tema de la limpieza del Tívoli, de la que se han encargado después de su cierre los trabajadores del mismo. «Pa eso está Limasa», dicen. En la cuarta, más leña: «Ven y súbete a mi tren, te vamos a pasear / porque debes conocer nuestro parque como está».
Ponen el broche de oro a un pase magnífico con una cuarteta en la que se acuerdan de los trabajadores del Tívoli, «que siguen cuidando lo que les dio vida», y le piden al público que se vaya con ellos a la puerta del parque.
Los majaretas de la bicicleta – comparsa (Marbella, Málaga)
El personaje: hombres, montados en su bicicleta, deciden rondar la vida viviendo a su manera.
Unos versos para enmarcar: «Si no te sientes libre en ningún lugar / quizás es porque ya llegó ese momento / de hacer cambio de rumbo / y rodar y rodar y rodar y rodar y rodar».
Las coplas. Qué mensaje tan bonito, tan lleno de positividad nos traen estos majaretas de la bicicleta: «Y así voy por el mundo sin un distinto / con quimeras y sueños de un majareta, / disfrutando ante todo haciendo el camino / con mi fiel bicicleta». Algo tan abstracto, como que cada uno viva la vida a su manera, queda perfectamente materializado. Enhorabuena.
Primer pasodoble a la condena de ser autónomo en España. El segundo se lo dedican a los niños de la Escuela del Carnaval de Málaga; aprovechan la letra para denunciar el cambio de normativa con respecto al número de componentes en las infantiles, como ya lo hiciera La Murguita: «Hay que apoyar a nuestra escuela, la cantera en carnaval, / no recortarle componentes que se queden sin cantar». ¡Bravo! Sesión a sesión hemos visto cómo nuestros niños, además de tener más tablas que muchas agrupaciones de adultos, saben a qué se viene aquí. Repito: son el presente. Y si no los cuidamos, no tendremos futuro.
Cuplés a lo que ha supuesto cantar en Cádiz y en Málaga en menos de 24 horas y a las incomodidades de ir en bicicleta. Estribillo romanticón que suena de dulce.
El popurrí está repleto de mensajes vitalistas, pero también reivindicativos: lo importante que es saber irse de los lugares que no te aportan, el no a la guerra, la idiosincrasia andaluza, el no al racismo… Vaya cierre. «No te quedes en un sitio donde vivas estancado / pues nacer no lo elegimos pero sí donde quedarnos». ¡Bravo, Marbella!
Los tradicionales – murga (Rute, Córdoba)
El personaje: unos pizzeros «napoletanos» que, como su «nonno», han montado una Trattoria que abre sus puertas en «Carnivales».
Unos versos para enmarcar: «En guiri, en turco, en chino o en italiano, / sea cual sea el acento / gritaré a los quattro vientos que ti amo».
Las coplas. No defraudan nunca, ni siquiera cantando en un macarrónico italiano. Esto es Rute y aquí hay que mamar. Son de los nuestros. Il suyo futuro estaba predestinado: cantarle a Málaga por febrero. Qué suerte tenemos.
Como manda la tradición, le dedican un pasodoble a Málaga y su carnaval: «Tradicionale, tradicionale… / come il piropo que te traigo desde Rute cada febrero».
En la calle Granada los hemos disfrutado muchas veces y a eso le cantan. No hay grupo de fuera de la provincia más comprometido con la calle que Rute. Bravo por ellos. Esto es sumar. El segundo pasodoble a lo difícil que es imaginar la verdadera igualdad en el carnaval y a la poca representación en su modalidad: «Necesitamos mujeres que escriban / e cuenten sus vitas, / que rompan estereotipos. / No todo è cantar bonito». Se podría decir en un perfecto castellano, sí, pero no más claro. A vuestros pies.
Un cuplé a las modistas de las baby shower: no les quedó claro el sexo, pero «el niño es “dil” butanero». El otro, al algoritmo del móvil, que les funciona cuando quiere. El estribillo lo vamos a corear mucho en la calle, estoy segura.
Popurrí marca de la casa, aderezado con músicas italianas reconocidísimas. Si no sabían ustedes cómo hacer una buena pizza, ahora, que nos han enseñado a prepararla como lo hacía su «nonna», ya lo saben. Cuarteta final muy Rute: «Arrivederchi! De nuevo nos marchamos / e si ritorno.. será porque te amo». Que no nos falten nunca.
La Desbandá – comparsa (Málaga)
El personaje: malagueños que, en desbandá, tienen que migrar porque se les está echando a patadas de la ciudad.
Unos versos para enmarcar: «Y si canto es por mi tierra, / que ha perdido la alegría; / con el alma en cuarentena, / malvendía y malhería».
Las coplas. Ha vuelto la comparsa de Málaga. Y de qué manera. Como ya hicieran con ‘Los Maomas sin h’, se retrotraen a un momento histórico –en este caso, La Desbandá de febrero del 37– para evidenciar el paralelismo del suceso con el momento presente. Así, aunque comienzan la presentación haciéndonos creer que van a relatar lo ocurrido en 1937 («Hoy se abrió de par en par el portón de la ciudad / para un pueblo condenado que ya sale en Desbandá»), poco después descubrimos que pretenden ir más allá: «Mas la historia que te canto / yo no la canto en pasado; / es tu historia, es tu gente, es tu tiempo». El malagueño como migrante, yendo siempre a ninguna parte, y Málaga sin malagueños. Pasado, presente y futuro de nuestra historia, nuestro sino: «ser o no ser, vivir o morir, / ir o volver, y, al fin, elegir: / déjales Málaga o vienen a por ti». Teatro en pie, no es para menos.
Pasodobles de hachazo. El primero a otra Desbandá, la de Palestina: «Imagínate que una madrugada echara a arder el cielo / y las bombas barren calles y hospitales, plazas y colegios». Era necesario que este tema se cantara, de una vez, sobre las tablas, así como que se pusiera el foco en la responsabilidad social: «Y tú imagina a otros países apoyando al genocida, / brindando aviones y más armas y metralla al que asesina». Bravo por Miguel Gutiérrez.
La segunda letra de pasodoble a la «patria chica» que es un barrio y a las personas mayores que tienen que abandonarlo por la gentrificación y la imposibilidad de pagar el alquiler. Va al cuello del alcalde, al que culpa de esta Desbandá: «Qué fácil habla en el sillón / de su gigante casoplón / el muy cabrón, el muy cabrón / de nuestro alcalde».
Cuplés de comparsa, pero estribillo para revolcarse: «¡Si yo me muero sin la reina de mi vida, / la sonrisa de mis días, / la chiquilla de la mar! / ¡Ay, Málaga! ¡Ven conmigo y nos vamos juntos en Desbandá!». Cómo canta Sarita. Cómo canta.
Se cierra la actuación con un popurrí que es para envolverlo, ponerle un lacito y regalárselo a cualquier malagueño. A la relación entre el malagueño migrante y la ciudad a la deriva, a la importancia que adquieren las maletas en la vida de un viajero, al alma de Málaga que no se circunscribe a los planos de la ciudad, a las cartas que se escriben cuando se está de viaje, a la reafirmación como ciudadano de derecho que se niega a migrar. A todo eso le cantan. «Si en esta Desbandá tú estás conmigo, ven, paisano, / que de aquí no nos marchamos… / ¡Los malagueños nos quedamos».
Viva Málaga, señores. Nos quedamos. Cómo no nos vamos a quedar si tenemos el carnaval como bastión.
P.D.: de los maravillosos entreactos hablamos otro día.
Mi casa es la suya – murga (Málaga)
El personaje: unos extranjeros en su propia casa porque sus hijos, con sus parejas y sus niños, se han ido a vivir allí.
Unos versos para enmarcar: «Que yo quiero tu alegría / oyendo las coplas mías / porque no son carnavales / si no te canto en la calle».
Las coplas. Lo que representan, aunque tenga su toque de humor, no se encuentra alejado de la realidad: adultos volviendo a la casa de sus padres y jóvenes que todavía no nos hemos ido. La subida de los alquileres, la precariedad laboral, la juventud sobrecualificada pero sin trabajo… todo eso es lo que subyace en la letra de la presentación. Una vez más el Chino vuelve a dar leña a partir de una situación aparentemente cómica. No es fácil, pero a él le sale de lujo.
Pasodoble emotivo donde los haya el primero, a los carnavaleros que ya no están y, en concreto, al recién desaparecido Manolito Martínez: «Coge tu caja y tus baquetas / que mi caja hoy va a pararse / y dame desde arriba los compases y redobles / y acabemos juntos este pasodoble». El segundo, al futuro incierto que le espera a la juventud, a lo que está ocurriendo con los salarios y las viviendas en Málaga. A decir cositas, a eso se viene.
Cupletinas de tres en tres que no llegan a conectar del todo con el público. Las horas tampoco acompañan. El estribillo, con tirito final, sí que pega: «Yo tengo aquí a mi parienta / a mi hija, a mi yerno, a mi hijo, a mi nuera, / a mis nietos, a mis nietas. / Qué de gente tengo en mi casa / pero veo la terraza del Pimpi / y se me pasa y se me pasa». Tienen otra variante: «pero veo la cola la Inma / y se me pasa y se me pasa».
Como acostumbran, en cada cuarteta del popurrí representan una escena, una anécdota, muy al tipo; también como acostumbran, la cuarteta final es un piropazo a Málaga. Nosotros también queremos vuestra alegría. ¡Gracias un año más, Chino!
Así se ha presentado la cuarta preliminar. ¿Qué nos depará la próxima?