El Dólmenes Antequera demostró en el Pabellón Fernando Argüelles su capacidad para competir de tú a tú con cualquier rival de la categoría. Completó un gran partido ante uno de los equipos más potentes y en forma, Caserío Ciudad Real, y le puso contra las cuerdas de principio a fin. El desenlace fue demasiado cruel y dejó sin premio a los locales porque el botín de los dos puntos fue para los visitantes. Empate a 26-26 y, en el último ataque del plantel verde, no hubo acierto a la hora de finalizar. Había, aún, algunos segundos por disputar, se produjo una falta en el otro lado de la cancha que terminó con los árbitros señalando un lanzamiento de siete metros. Ángel Pérez lo aprovechó y marcó el definitivo 26-27. Un triunfo que dejó al ganador en el primer puesto de la clasificación y al perdedor como penúltimo.
No se mereció caer en casa el conjunto de Carlos Pastrana. Volvió a rendir a un buen nivel defensivo, la portería cumplió su cometido de detener lanzamientos y, en ataque, hubo calma y fluidez para encontrar espacios y hacer daño a un oponente de gran nivel. De hecho, en la primera parte, impuso su ritmo de juego y empezó a tomar ventaja en el marcador hasta llegar al descanso con un 13-10. A la vuelta de los vestuarios, Caserío Ciudad Real consiguió equilibrar la fuerza e intensidad de los anfitriones y dejar una recta final trepidante con una lucha abierta por una victoria que terminó logrando con sufrimiento (26-27). El Dólmenes Antequera se llevó un duro golpe porque, como mínimo, mereció un punto y poder encadenar un segundo resultado positivo tras ganar en la cancha de Valinox Novás. Debe quedarse con su capacidad para competir y contrarrestar las armas de un candidato al ascenso para no dejar de creer en sus posibilidades de optar a la permanencia en División de Honor Plata.