La Policía Nacional ha puesto en libertad con cargos al empresario detenido que pretendía celebrar una fiesta privada en un club marroquí de Torremolinos prohibiendo la entrada a «maricones». Nuevo episodio así en un caso que ha desatado una oleada de reacciones y denuncias contra este acto flagrante de odio y de homofobia en el municipio de Málaga, conocido en todo el mundo por hacer bandera de la diversidad.
La Comisaría Provincial ha activado este arresto después de que estos días la Fiscalía de Málaga abriera diligencias para investigar a la persona que estaba detrás de la organización de la fiesta ante un posible delito contra la dignidad del colectivo LGTBQI+-.
Por otra parte, el Gobierno andaluz también inició actuaciones la semana pasada cuando se conoció la noticia. La Junta anunció abrir un expediente sancionador a este local de Torremolinos por su cartel despectivo y posiblemente delictivo. El propio presidente andaluz, Juanma Moreno, tachó de «barbaridad» el anuncio de los responsables de este establecimiento y afirmó que «la intolerancia no tiene cabida en la sociedad tranquila y moderada que es Andalucía».
También el Ayuntamiento de Torremolinos desde el primer momento se mostró reacio y manifestó su descontento. La ciudad de la Costa del Sol señaló que el gobierno local empezó a trabajar nada más conocer el cartel en un procedimiento judicial.
Varios colectivos y la alcaldesa de dicho municipio, Margarita del Cid, presentaron denuncias a raíz de dicho anuncio y la Policía Nacional inició una investigación, al igual que la Fiscalía de Málaga que abrió unas diligencias en relación con esta fiesta privada.
Las diligencias de Fiscalía se abrieron tanto por un posible delito de denegación de prestaciones del artículo 512 del Código Penal, como por un posible delito de lesión de la dignidad del colectivo.
Desde el Ayuntamiento de Torremolinos precisaron que la localidad no cuenta con «ningún local» que vaya a abrir y que impida la entrada al colectivo LGTBI y, además, apuntaron que «no existía ningún tipo de trámite administrativo al respecto».
Así, señalaron que, a través de los propios promotores, conocieron que «pensaban alquilar un local en calle Cruz y organizar una fiesta, lo que administrativamente se denomina actividad ocasional, para la que tampoco habían solicitado nada al Ayuntamiento». Pero, desistieron de organizarla.