Dos ballenas de Groenlandia bucearon sincronizadas durante una semana pese a estar separadas más de 100 kilómetros. Un estudio ha monitorizado a dos ballenas de Groenlandia buceando en sincronía durante una semana pese a estar separadas más de 100 kilómetros la una de la otra; un hallazgo que podría detallar la relación a distancia que mantienen estos mamíferos, los más grandes y longevos del mundo.
Así lo determina un estudio que se publicará en el ‘Physical Review Research‘ realizado por un equipo de científicos de Japón, Groenlandia y Dinamarca, quienes han detectado patrones comunes en el comportamiento de las ballenas que pueden desvelar claves sobre cómo socializan estos mamíferos.
Dos ballenas de Groenlandia bucearon sincronizadas durante una semana pese a estar separadas más de 100 kilómetros
El profesor asociado Evgeny A. Podolskiy del Arctic Research Center, Hokkaido University; el profesor Jonas Teilmann del departamento de Ecociencia de Aarhus University; y el profesor Mads Peter de Heide-Jurgensen del departamento ‘Birds and Mammals’ de Greenland Institute of Natural Resources registraron durante 144 días el buceo de las ballenas de Groenlandia, en la bahía Disko, en el oeste de Groenlandia.
Debido a que el comportamiento de buceo de las ballenas puede verse como una «oscilación caótica» y que equilibra la necesidad de alimento en las profundidades con la necesidad de oxígeno en la superficie, los investigadores utilizaron un enfoque de caos de sistemas dinámicos para descubrir patrones dentro del comportamiento colectivo aparentemente desordenado.
Su análisis detectó un ciclo de buceo de 24 horas durante la primavera, en el que las ballenas nadan a mayor profundidad por la tarde para seguir el movimiento diario de sus presas hacia la superficie, un fenómeno conocido como migración vertical diaria.
«Encontramos que las ballenas en busca de alimento se sumergen más profundamente durante el día en primavera, y este comportamiento de buceo está aparentemente en sincronía con sus presas que migran verticalmente», apuntó Heide-Jurgensen. «Hasta ahora, esto no se había demostrado en primavera y seguía siendo contradictorio en otoño», precisa.
En cuanto al otro descubrimiento, al de la sincronización, estas dos ballenas monitorizadas fueron una pareja, quienes estaban a veces cerca (cinco kilómetros aproximadamente) y otras a cientos de kilómetros de distancia, pero que sincronizaban estrechamente sus inmersiones durante periodos de hasta una semana, aunque a diferentes profundidades.
No obstante, el estudio no ha podido registrar los sonidos de las ballenas para determinar si estaban interactuando, ya que sigue siendo, según destacan los investigadores, una tarea «técnicamente desafiante».
«Sin observaciones directas, como las grabaciones de estas dos ballenas, no es posible determinar que los individuos estaban intercambiando llamadas», explica Teilmann, que detalla que «el comportamiento subterráneo observado podría ser la primera evidencia que respalde la teoría de la manada acústica de señalización de largo alcance en las ballenas barbadas propuesta por Payne y Webb en 1971».
«La posibilidad de que existan ballenas conectadas acústicamente, que parecen bucear solas pero en realidad están juntas, es alucinante. Nuestro estudio identifica un marco para estudiar la sociabilidad y el comportamiento de estos animales marinos que se mueven de forma caótica y sin restricciones, y alentamos a la comunidad científica a recopilar más datos simultáneos de las etiquetas para confirmar si nuestra interpretación es adecuada», concluye por su parte Podolskiy.