El Estadio de La Cartuja de Sevilla volvió a acoger una final de Copa del Rey como ya es costumbre, aunque fue la primera que albergó un clásico en el feudo sevillano. El Barça se rehizo de una remontada inicial del Real Madrid para dar el colofón en el 116’ con un zapatazo de Koundé.
Los primeros minutos de la final cumplieron con lo esperado. Un dominante Barcelona que quiso marcar el ritmo a pesar de que el Real Madrid trataba de desquitarse. El primer gol llegó justo antes de la primera media hora. Lamine avanzó y contemporizó hasta el momento exacto, en el que encontró a Pedri González, que llegó sin marca a la frontal del área para cruzar un preciso derechazo a la escuadra más alejada.
El de Tegueste firmó una obra de arte en forma de tanto que adelantó a los suyos en el marcador. Hasta el final de la primera mitad, los de Hansi Flick mantuvieron la compostura y supieron manejar el ritmo del encuentro. Sin embargo, desde la vuelta de vestuarios en el intermedio, los madridistas se impusieron en el desarrollo del juego e infundieron el miedo de una posible remontada en el cuerpo de los culés.
Momentum madridista
Tanto fue así que el gol del empate llegó en el 70’. Kylian Mbappé, que ingresó al choque tras el descanso por una pequeña lesión que sufrió durante el pasado Miércoles Santo en el duelo de vuelta de los cuartos de final de la Champions League frente al Arsenal, consiguió igualar fuerzas en el electrónico. El francés consiguió anotar de falta, siendo su primer gol de libre directo en años. El galo ajustó el disparo a la cepa del poste de Szczesny en un gran golpeo.
Por si fuera poco, el Real Madrid preservó el espíritu de la posible remontada con dinamismo y energía para voltear el resultado. Arda Guler dibujó un preciso centro desde el saque de esquina que remató a la red Tchouameni. El centrocampista de Rouen cabeceó a portería para sellar la remontada madridista. A pesar de ello, fue el propio Madrid el que regaló su piel para llegar a la prórroga.
Lamine Yamal buscó un balón largo por el que Courtois no supo salir. Ferrán Torres se adelantó al belga y a Antonio Rudiger, su marcador, para hacer a puerta vacía el empate a poco más de cinco minutos del final del tiempo reglamentario. Con las tablas se llegó a una prórroga que acabó siendo definitoria.
Tras una remontada, otra
En los treinta minutos extra, las ocasiones se sucedieron sin ser realmente clarividentes. Pero, en un nuevo y ya definitivo giro de guión, el choque se resolvió cuando todos los caminos señalaban a la tanda de penaltis. Luka Modric, en un error impropio de un jugador de su veteranía y experiencia, trazó un blando pase en corto que, lejos de llegar a su destinatario, arribó a los pies de Jules Koundé. El zaguero parisino interceptó el cuero y, desde la frontal, intentó un potente disparo raso cruzado ante el que poco pudo hacer Courtois. En el 116’, el Barça acababa de certificar una nueva remontada en una final de infarto en el Estadio de la Cartuja. Así, el Barcelona se coronó como campeón de la Copa del Rey ante un Real Madrid que remó hasta la extenuación para acabar muriendo en la orilla.