El centro de Myanmar ha sido sacudido por un potente terremoto de magnitud 7,7 que ha dejado, hasta el momento, al menos 1.644 muertos, más de 3.400 heridos y 139 desaparecidos, según los últimos datos difundidos por la junta militar del país. La magnitud del desastre ha encendido las alarmas de la comunidad internacional, ante la posibilidad de que el número real de víctimas sea considerablemente mayor.
El sismo, registrado a escasos 10 kilómetros de profundidad, ha tenido un impacto devastador en una región densamente poblada y con infraestructuras precarias. El epicentro se situó cerca de Mandalay, la segunda ciudad más grande de Myanmar, donde se han reportado graves daños materiales: miles de viviendas derrumbadas, cortes de electricidad y comunicaciones interrumpidas. En algunos sectores, los propios ciudadanos han intentado rescatar a personas atrapadas entre los escombros, sin contar con maquinaria pesada ni asistencia oficial.
Mandalay, epicentro del horror
Testimonios desgarradores llegan desde Mandalay. Htet Min Oo, un joven de 25 años, relató que sobrevivió tras quedar atrapado bajo un muro colapsado, pero perdió a varios miembros de su familia. “No ha venido nadie a salvarnos”, expresó con desesperación. La Cruz Roja ha indicado que al menos 90 personas podrían seguir atrapadas bajo un bloque de apartamentos derrumbado.
Las autoridades locales han confirmado que más de 1.500 viviendas sufrieron daños solo en Mandalay. Además, los aeropuertos de esta ciudad y de la capital, Naypidó, han cesado sus operaciones tras sufrir severas afectaciones. En este último, la torre de control colapsó, provocando la muerte de seis personas. El aeropuerto de Yangón, sin embargo, permanece abierto y está recibiendo ayuda internacional.
La ONU y varios países han comenzado a enviar ayuda de emergencia, pero el caos político y el conflicto armado complican la respuesta humanitaria
El líder de la junta militar, Min Aung Hlaing, ha reconocido públicamente que el número de víctimas podría aumentar y ha lanzado una inusual petición de ayuda a la comunidad internacional. Diversos países, entre ellos China y Corea del Sur, ya han anunciado el envío de asistencia, mientras que la ONU ha desbloqueado cinco millones de dólares para apoyar las labores de emergencia.
El terremoto también ha tenido efectos más allá de Myanmar. En Tailandia, al menos seis personas han muerto y decenas están desaparecidas tras el colapso de un rascacielos en construcción en Bangkok. Los equipos de rescate trabajan contrarreloj para localizar a supervivientes entre los escombros, con la esperanza de llegar a ellos antes de que se agote la ventana crítica de supervivencia.
Réplicas y riesgo sísmico en la falla de Sagaing
La tragedia golpea a Myanmar en uno de sus momentos más frágiles. Sumido en un conflicto armado desde el golpe de Estado de 2021, el país enfrenta una compleja situación política y humanitaria. Las regiones más afectadas por el sismo son también algunas de las más disputadas por el conflicto entre el Ejército y las milicias locales, lo que amenaza con dificultar aún más la llegada de ayuda y la evaluación de daños.
El sismo se produjo poco antes de la una de la tarde, hora local, y fue seguido por una réplica de magnitud 6,7. En total, se han registrado más de una decena de réplicas importantes, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). El evento se originó en la falla de Sagaing, una zona sísmica activa que atraviesa Myanmar de norte a sur. Con las cifras aún en evolución y muchas zonas incomunicadas, los próximos días serán clave para comprender la verdadera magnitud de una de las mayores catástrofes naturales en la historia reciente del país.