Era comienzos de enero del pasado año cuando unos clientes que se encontraban en un restaurante cercano a la Playa Real de Zaragoza, en el municipio costero de Marbella, alertaron de la presencia de lo que parecía un cuerpo que flotaba en el mar. El brutal hallazgo desató las primeras especulaciones de que aquel crimen podría tratarse de un ajuste de cuentas relacionados con el narcotráfico, algo que los investigadores del caso descartaron rápidamente tras comprobar las lesiones que presentaba el cadáver, que pertenecía a una mujer colombiana de 45 años.
Este próximo miércoles, cerca de dos años después de aquel crimen, un jurado popular juzgará al hombre, a quien la Fiscalía acusa supuestamente de asesinar a su expareja, a quien habría asesinado asfixiándola para, presuntamente, decapitar su cuerpo y arrojarlo al mar.
El acusado se enfrenta así a una petición de 25 años de prisión por un delito de asesinato y a otros nueve meses de cárcel por un quebrantamiento de condena, ya que el acusado contaba con una orden dictada por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Marbella que le prohibía comunicarse por cualquier medio y acercarse al domicilio, lugar de trabajo o donde se encontrase la víctima.
Tan solo unos días antes de cometer el supuesto asesinato, el varón había sido condenado por maltrato. Según las conclusiones provisionales del fiscal, el día del crimen el acusado se presentó en las inmediaciones de un centro religioso al que sabía que acudiría la mujer, algo que realizaba todos los domingos. Hasta este punto lo llevó un compañero de trabajo en su furgoneta, vehículo al que la víctima accedió subirse para hablar con el presunto asesino, quien le solicitó a su compañero que los dejase en un aparcamiento y se marchase para dejarlos solos.
Asfixiada y posteriormente decapitada
Es entonces cuando, según el propio escrito acusatorio, ambos fueron a la playa Real de Zaragoza, concretamente a una zona de dunas donde mantuvieron relaciones sexuales. Tras finalizar, y “con ánimo de acabar con su vida, de manera sorpresiva y con expreso desprecio al sexo femenino de la víctima, la agarró por el cuello cuando se encontraba de espaldas, sin posibilidad de defenderse, logrando asfixiarla», señala el fiscal.
Este acto le provocó la muerte inmediata, tras lo cual el procesado “decapitó la cabeza del cuerpo y las dos manos” con un cúter que portaba para posteriormente arrojar al mar las partes decapitadas “así como el cuerpo, al que le hizo una herida incisa en el abdomen para conseguir que se hundiera y evitar ser identificado”.
Para la Fiscalía, se trata de un delito de asesinato, con el agravante de discriminación hacia el sexo femenino, por el que se solicita una pena de 25 años de prisión para el acusado, además de otros nueve meses por quebrantamiento de condena y una indemnización de 52.207,51 euros para los dos hijos de la víctima, mientras que para sus dos hermanos la compensación económica sería de 20.883 y 15.662,25 euros.
El juicio está fijado para que dé comienzo el miércoles, 16 de octubre y está previsto que acabe la semana siguiente, en concreto el día 25.
