La chirigota con peor suerte vuelve al Falla: Tó me pasa a mí, los desgraciaitos. La música es de Sergio Guillén ‘El Tomate’ y la letra es de Fermín Coto, Antonio Jesús Domínguez y Carlos Tavira.
Después de que Eduardo Bablé dé una bienvenida muy al tipo, sale Miguel Ángel, tramoyista del Gran Teatro Falla para intentar arreglar el telón… que ni eso le sale bien a estos desagraciaitos. Sin poder subir el telón, estos chirigoteros se rinden y acaban cantando el repertorio delante del telón y con todas las luces de la sala encendidas. En la presentación, anuncian que se han comprado un bajo y hacen un guiño a la publicidad de preliminares. Relatando varias anécdotas, van dibujando a este personaje con muy mala suerte.
Tras la presentación, algo se mueve detrás del telón, pero no consiguen levantarlo. El primer pasodoble empieza hablándole directamente a algo o alguien que se cuela en todas las familias y grupos de amigos y los destroza. Después de varias pistas, acaban revelando que se trata de la envidia.
La segunda letra es un homenaje a algunos autores muy queridos en la modalidad de chirigota como El Selu, Manolo Santander, Vera Luque o El Sheriff. Declaran que cada uno tiene su estilo y piden que la afición lo respete. Piden que se respete si la chirigota tiene más o menos interpretación, o si tiene atrezzo o no, o si los pasodobles son humorísticos.
Antes de empezar los cuplés, estos desgraciaitos se dan cuenta de que se han dejado dentro la publicidad. Sacan un cartel de «Dillo-barba» pero acaban rompiéndolo. Después del incidente, cantan el primer cuplé que hace un chiste con una persona que salió en la televisión que pintaba cuadros con el pene. El segundo cuplé habla del bajo y de su decoración, pero todo el atrezzo sigue estando detrás del telón. «Y eso sí que es de desgraciados» es el final del estribillo que todo el público repite.
En el popurrí, estos chirigoteros nos cuentan que han ido a una entrevista de trabajo, que su novia les deja y que llama a su ex. En otra cuarteta, hace un TikTok. A mitad de popurrí, el telón se sube y Eduardo Bablé anuncia que debe retirarse un coche que, casualmente, es de uno de los componentes.
La chirigota canta el final del popurrí que es más emotivo y serio. El público los despide con un gran aplauso de pie.