Como cada año, las alarmas por la presencia del Virus del Nilo Occidental en Málaga comenzaron a sonar este verano, cuando se detectó en algunos ejemplares adultos en el entorno del río Guadalhorce. Desde entonces, las medidas de prevención de la ciudadanía ha hecho que el repelente antimosquitos, la ropa de manga larga o las mosquiteras hayan ido ganando territorio en la provincia.
Sin embargo, ha sido el propio virus el que ha ido ganando presencia conforme ha pasado el tiempo porque, a pesar de que ninguna persona ha sido contagiada en Málaga este año, ya son ocho los caballos que sí se han contagiado de este virus.
Así lo confirma el último informe la Consejería de Salud y Consumo, que este lunes sumó la detección del virus del Nilo en tres caballos más en la provincia, concretamente uno en Antequera, otro en Almargen y otro en Alhaurín el Grande. Estos tres nuevos casos se suman a los que ya se detectaron en estos mismos municipios, además del que se localizó en Cártama, que finalmente acabó falleciendo.
Esto quiere decir que los mosquitos portadores de este virus continúan su conquista por la provincia, por lo que la Consejería recuerda a los diferentes organismos locales cuáles son las actuaciones de prevención que deben llevar a cabo, de acuerdo al Programa de Vigilancia y control Integral de Vectores Transmisores de Fiebre del Nilo Occidental en Andalucía. Todo ello, con el fin de reducir las probabilidades de que el virus llegue a la población.
Virus del Nilo
Desde la consejería del gobierno autonómico aseguran que aún no hay ninguna persona infectada en la provincia, a diferencia de una persona que sí ha dado positivo en Dos Hermanas en Sevilla, cuyos síntomas comenzaron a principios de julio y se diagnosticó en Cataluña. Por tanto, ya van tres semanas consecutivas sin casos en Andalucía.
Desde la Consejería de Salud y Consumo insisten en la necesidad de que la población mantenga las medidas preventivas para evitar picaduras de mosquitos en las horas de mayor actividad de las especies transmisoras de esta enfermedad (en horas de cercanas al amanecer y posteriores al atardecer), tanto individuales –uso de repelentes registrados de uso tópico y ropa clara y que cubra la mayor parte de la piel, así como domésticas –uso de mosquiteras o repelentes ambientales– sobre todo para la población vulnerable con inmunidad comprometida.