La construcción de espigones en las playas de Marbella es un tema que lleva muchos años ya presente entre los vecinos, marcado por retrasos, promesas incumplidas y numerosos obstáculos. Tras casi dos décadas de espera, el proyecto parece acercarse por fin a su fase definitiva, que no significa aún que lleguen los camiones. Cada nuevo temporal que azota la costa vuelve a poner el asunto en el centro del debate, tanto en la calle como en los escaños institucionales.
Por una parte, la Asociación Pro Espigones presiona con más ímpetu que nunca al Ministerio de Transición Ecológica para que finalice los trámites, mientras acusa a la Demarcación de Costas, dependiente del Ministerio, de estar «destrozando» las playas con sus trabajos de estabilización. La subdelegación del Gobierno en Málaga, por su parte, justifica estas actividades, confiando al máximo en el criterio de sus profesionales, y desacredita a la asociación por «ser partidista», mientras pone el balón sobre el tejado de la Junta de Andalucía en cuanto a las demoras de la tramitación se refiere.
El Ayuntamiento de Marbella, apoyado por distintas asociaciones de empresarios del municipio, demanda también con contundencia los espigones. Y es que, según comunicó Costas a finales de 2024 a la Asociación Pro Espigones, la espera para licitación de las obras llegará a su fin este 2025. Solo queda un último paso o, mejor dicho, un último documento que, de ser positivo, licitaría la construcción: el informe de Evaluación Ambiental del ministerio.
Desde los espigones de quita y pon
Lo que no todo el mundo sabe es que Marbella ya tuvo espigones, y que permanecieron en sus playas dos décadas. Corría el año 1972 cuando se implementaron a lo largo de las playas centrales, en forma de ‘T’, para proteger la costa de la erosión. Sin embargo, en 1991 el gobierno de Felipe González los desmanteló bajo el argumento de «facilitar el movimiento de las mareas».

Más tarde, en la década de los 2000, debido al desgaste progresivo del litoral, la construcción de espigones volvió a tomar fuerza en el debate público, impulsándose de nuevo durante la legislatura de Mariano Rajoy. Pero los cambios de gobierno, los casos de corrupción en Marbella, las críticas del movimiento ecologista, la aparición de nuevas normativas, entre otros factores, impidieron el avance de su tramitación.
Ahora la situación ha cambiado y son dos los proyectos que se encuentran en la antesala de su licitación: por un lado la construcción de espigones para Marbella y, por el otro, para San Pedro de Alcántara. Sin embargo, mientras se licita o no se licita, las playas de Marbella siguen mermando: los últimos temporales de este mes de marzo han causado una pérdida de más del 20 % de su arena, según el Consistorio, además de escalones intransitables en sus orillas.
¿Son los espigones la solución?
Para el concejal de Obras e Infraestructuras de Marbella, Diego López, sí. En una entrevista a este medio, ha señalado que «hay estudios y certezas de que frenarían la pérdida de arena». Según estos estudios técnicos, los espigones alteran el flujo de las corrientes marinas, «actuando como barreras que reducen la fuerza con la que el agua impacta sobre la costa». Asimismo, contribuyen a la acumulación de sedimentos que refuerzan esta barrera ante el oleaje y a la protección de la costa frente a las tormentas y a las mareas altas.

Por ello, López asegura que se trata de un proyecto que «urge» para Marbella y subraya que «el Ayuntamiento no entiende las demoras por parte del Gobierno Central, que es a quien le compete las obras». «El Gobierno de España tendrá que entender que no solo se gobierna para los que te votan, sino también para el resto de ciudadanos», expresa, y añade que el Estado «no está aportando los recursos económicos necesarios».
Por su parte, Juan José González, presidente de la asociación de empresarios del Centro de Iniciativas Turísticas de Marbella (CIT), relata que desde el CIT llevan años demandando los espigones, y que confían en su eficacia ante el estado actual de las playas, «que perjudica notablemente a la actividad turística».

«Marbella necesita unas playas de calidad para un destino turístico de calidad y de lujo como es la ciudad, y evidentemente el turismo se resiente si no somos capaces de ofrecer uno de nuestros mayores atractivos que es el sol y la playa», apunta.
Para solucionar esta situación, preocupante para un municipio cuya principal actividad económica es el turismo, la Demarcación de Costas está realizando una serie de obras en las costas marbellíes. Obras que las que la Asociación Pro Espigones acusa de estar «destrozando» el litoral.
«Desvestir a un santo para vestir a otro»
«Nos están destrozando las poquitas playas que teníamos en Marbella. Lo que antes era arena fina, ahora son chinarros», expresa a este medio José Miguel Lima, presidente de la Asociación Pro Espigones, en referencia a los traslados de arena de unas playas a otras que la Demarcación de Costas está llevando a cabo.
Son varias las cartas que la asociación ha enviado al Evaluación Medioambiental para aligerar la tramitación del informe de Evaluación Medioambiental, ya que, según Lima, «si se construyeran los espigones estas obras sin sentido no harían falta». Cartas que, la mayoría de las veces «quedan sin respuesta».

Lo mismo ocurre con los intentos de contactar con el subdelegado del Gobierno en Málaga, Javier Salas, a quien el colectivo pidió este mes de marzo que se presenciara en las playas para ver el «nefasto resultado de sus trabajos de estabilización». «Esta falta de acción genera incertidumbre y retrasa la implementación de medidas necesarias para proteger nuestro medio ambiente», expone Lima, quien, ante la inacción de las instituciones, prevé promover protestas ciudadanas en Málaga, frente a la subdelegación del Gobierno.
Estos desplazamientos de arena también son criticados por el Ayuntamiento de Marbella. Según Diego López, la arena debería extraerse del fondo del mar y no de una de una playa a otra. «Hay que tener en cuenta que, por los temporales, la arena que están echando en las playas vuelve a desaparecer en cuestión de días. Lo que están haciendo es desvestir a un santo para vestir a otro», expresa.
La versión de subdelegación
Por su parte, la subdelegación del Gobierno en Málaga ha declinado la propuesta de este medio de una entrevista con Javier Salas para hablar de la situación «por el momento», según comunicó a través de su gabinete de prensa. Aún así, estas mismas fuentes justifican las demoras que la tramitación lleva sufriendo estos últimos años porque «son informes que requieren tiempo de estudio» y señalan que no ha habido quejas por parte de la asociación «ante los ocho meses que tardó la Junta de Andalucía en emitir sus informes el año pasado».
Además, alegan que los trabajos de estabilización de las playas, que se iniciaron en noviembre y finalizarán en mayo, son «beneficiosos» y que se componen de perfilados de playa, retirada de elementos antrópicos y aportes o movimientos de arena, «respaldados por estudios técnicos». Asimismo, desacreditan a la Asociación Pro Espigones y la acusan de tener intereses partidistas.
«El caso de Marbella es el único caso de la provincia en el que las actuaciones en las playas son objeto de demagogia, manipulación y falta de conocimiento. La Asociación Pro Espigones es un colectivo con una intencionalidad política clara de criticar al Gobierno, por supuesto sin el rigor científico y técnico con el que trabajan los técnicos de la Demarcación de Costas que son expertos en la materia», sentencian.
En cualquier caso, tal y como confirmó Costas a la Asociación Pro Espigones el pasado mes de diciembre, la licitación de las obras de los espigones saldrá adelante este 2025. Habrá que esperar para ver si así ocurre y que, de una vez por todas, la construcción de los espigones abandone su carácter de leyenda urbana para convertirse, finalmente, en una realidad para Marbella.
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