El ritmo de vida actual, marcado por el estrés y la ansiedad, está disparando los casos de bruxismo en nuestro país, un trastorno que puede causar graves problemas en la articulación temporomandibular (ATM), desgaste dental severo y dolor facial crónico.
Según especialistas como el doctor Alberto Cuevas, cirujano maxilofacial del Hospital Vithas Málaga, cada vez más pacientes acuden a consulta con síntomas derivados de esta afección, algunos de ellos en estadios tan avanzados que requieren intervenciones quirúrgicas.
El bruxismo es el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes, ya sea durante el día o por la noche mientras se duerme. En muchos casos, este trastorno pasa desapercibido hasta que se presentan síntomas como dolor de cabeza, tensión mandibular o desgaste dental excesivo. Diversos estudios han demostrado que el estrés y la ansiedad son factores clave en la aparición y agravamiento del bruxismo. «El estrés genera una hiperactividad muscular que puede traducirse en apretar la mandíbula de manera inconsciente, sobre todo durante la noche. Este hábito sostenido en el tiempo puede derivar en problemas severos de la ATM, afectando la calidad de vida del paciente» explica el doctor Cuevas.
Si no se diagnostica y trata a tiempo, el bruxismo puede provocar un desgaste progresivo de los dientes, fracturas dentales y dolor crónico en la mandíbula, el rostro y el cuello. Además, puede derivar en problemas en la articulación temporomandibular que, en los casos más graves, pueden requerir cirugía para corregir el daño estructural. También pueden aparecer alteraciones en la mordida y dificultades para masticar, lo que impacta directamente en la funcionalidad de la boca.
El cirujano maxilofacial de Vithas Málaga advierte de que “esta patología no solo afecta a la salud oral, sino que también puede provocar problemas posturales y dolores de cabeza recurrentes. De hecho, muchos pacientes no son conscientes de que su dolor facial o cervical tiene su origen en la mandíbula», señala.
El estrés y la ansiedad son dos de las patologías más prevalentes en la sociedad actual y tienen una relación directa con el desarrollo y la intensificación del bruxismo. La tensión emocional acumulada genera un estado de hiperactividad en el sistema nervioso que se traduce en una mayor contracción muscular, especialmente en la zona maxilofacial.
Este fenómeno provoca que muchas personas, incluyendo jóvenes y adolescentes, aprieten la mandíbula de manera inconsciente como una respuesta al estrés diario. De hecho, recientes estudios han descrito una prevalencia del 30% de algún síntoma en relación con trastornos de la articulación temporomandibular en la población general joven.
«El cuerpo responde al estrés con una activación de los músculos, y en el caso de la mandíbula, esto se traduce en un apretamiento constante que, con el tiempo, puede dañar seriamente la articulación temporomandibular», explica el doctor Cuevas. Además, los hábitos derivados del estrés, como el consumo excesivo de cafeína, el tabaquismo o la falta de descanso adecuado, contribuyen a agravar esta afección. «La falta de un sueño reparador también es un factor determinante, ya que el bruxismo nocturno se intensifica en personas con alteraciones en el descanso debido al estrés y la ansiedad», añade.