La doctora del Servicio de Medicina Interna del Hospital Nuestra Señora del Rosario, Débora Nuevo Ejeda, ha recomendado beber de dos a tres litros de agua al día, de manera continua y en pequeñas cantidades, para evitar la deshidratación en la ola de calor.
«Cuando sudamos, perdemos líquido y sales minerales, que si no reponemos adecuadamente, podemos sufrir síntomas como dolor de cabeza, mareos o calambres. Algunos de estos efectos podrían acarrear consecuencias severas. De ahí que, identificar los problemas de salud que el calor ocasiona resulta vital para tomar las medidas adecuadas», ha dicho.
Las personas mayores, las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, los niños y las personas enfermas son más vulnerables a los efectos del calor y la deshidratación. Además, la experta ha avisado de que no hay que perder de vista tampoco a los trabajadores al aire libre o a aquellas personas que practican actividad física intensa, quienes deben poner especial hincapié en asegurarse una hidratación correcta.
Para evitar la deshidratación y mantenerse a salvo de los efectos de las altas temperaturas, ha aconsejado tomar alimentos ricos en agua, como frutas, verduras u hortalizas; evitar el consumo de bebidas alcohólicas porque, paradójicamente, no nos ayudan a hidratarnos; mantenerse en lugares frescos y ventilados y evitar la exposición al sol y la realización de ejercicio físico en horarios de mayor temperatura (habitualmente de 12.00 a 18.00 horas).
«Es necesario recordar que, ante cualquier duda sobre cómo hidratarse y, sobre todo, si se piensa que uno o alguien de su entorno está sufriendo algún síntoma de deshidratación, no hay que dudar en consultar o acudir al centro médico más cercano», ha zanjado la internista.